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Que Simboliza La Barca En La Biblia?

Que Simboliza La Barca En La Biblia
La barca es la coyuntura espiritual, el Espíritu Santo es quien une esa coyuntura de los discípulos que la componemos en todo el mundo. ¿Qué significan las barcas en la Biblia? El término barca, que tiene su origen etimológico en el idioma latín, se utiliza para nombrar a una embarcación de tamaño reducido.

¿Que simboliza la barca en el Evangelio?

Ciclo A – Textos: 1 Re 19, 9.11-13; Rm 9, 1-5; Mt 14, 22-33 Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor de Humanidades Clásicas en el Centro de Noviciado y Humanidades y Ciencias de la Legión de Cristo en Monterrey (México). Idea principal : Habrá días que la Barca de mi vida será sacudida por las olas porque el viento será contrario.

Resumen del mensaje : este es uno de los episodios evangélicos que mejor ilustra, por una parte, la situación de la comunidad cristiana (la de Mateo y la de todos los tiempos) en su histórico camino en medio de la dificultad y de la tribulación; y por otra, la presencia permanente del Señor resucitado en la barca de Pedro.

Puntos de la idea principal : En primer lugar, ¿de qué barca se trata? Una barca zarandeada por las olas y el viento son un buen símbolo de tantas situaciones personales y comunitarias que se van repitiendo en la historia y en nuestra vida. Y vientos fuertes.

No sólo alisios –vientos suaves, regulares, no violentos- sino también ‘monzónicos’ –calientes con lluvias. Elías en la primera lectura experimentó que su barca estaba para zozobrar. Elías, después de un gran éxito, al dejar en evidencia él solo y mandar castigar delante de todo el pueblo a los más de cuatrocientos profetas y sacerdotes del dios falso Baal, sabiéndose perseguido a muerte por la reina Jezabel, tiene que huir al desierto.

Estaba harto. No quería ser ya más profeta. Todo eran sinsabores. ¿Para qué seguir? ¿Y Pedro en el evangelio? Su barca, símbolo de lo que sería la barca de la Iglesia, cuyo primer timonel sería él, representando a Jesús, está en situación comprometida. Parece hundirse.

No hace pie. Veintiún siglos de tempestades y olas encrespadas para la barca de Pedro, comenzando con las primeras persecuciones de los emperadores romanos, pasando por las herejías y cismas, y hoy por tanta confusión doctrinal que quieren estrellar esta barca en materia moral, matrimonial, litúrgica y exegética.

En segundo lugar, ¿qué hacen Pedro y sus compañeros? El miedo se apodera de ellos. Pedro no teme porque se hunde, sino que se hunde porque teme. La duda le hace perder la seguridad y comienza a hundirse. Mateo quiere mostrar el itinerario espiritual del primer apóstol: cuando Jesús se identifica, lo reconoce; solicita su llamada y la sigue con audacia confiada; titubea, falla en el peligro y es salvado por Jesús.

Figura ejemplar para la Iglesia. La comunidad en medio de la tormenta se olvida del Jesús de la solidaridad y lo ven únicamente como un fantasma que se aproxima en la oscuridad. Quieren ir hacia Él, pero se dejan amedrentar por las fuerzas adversas. El evangelio nos invita a hacer una experiencia total de Jesús, rompiendo nuestros prejuicios y nuestras seguridades.

Debemos dejar que sea Él quien nos hable a través del libro de la Biblia, de la Tradición y del Magisterio, y del libro de la vida. Cristo nos invita a no dudar nunca, pues Él está en la barca. Y nos dice: ‘ ¡Ánimo, soy Yo, no tengáis miedo!’. Finalmente, ¿qué debemos hacer nosotros cuando parece que nos ahogamos en un vaso de agua? Entre el temor y la esperanza, debemos añorar la cercanía del Señor.

  1. Resignarse a la lejanía no es una buena señal para la fe.
  2. La fe genera confianza y ésta se manifiesta en la osadía que vence al miedo.
  3. Nos hundiremos cuando nos apoyemos sólo en nuestras fuerzas o razones humanas.
  4. No es nuestro propio poder y saber el que nos mantiene a flote, sino la fuerza del Señor.

Es buena la autoestima con tal de que no degenere en autosuficiencia. Y no nos cansemos de invitar a Cristo todos los días a nuestra barca y confesar con fe: ‘ Realmente eres Hijo de Dios ‘. Este es el anuncio que se espera de nuestros labios y de nuestra vida entera.

Y ayudemos desde la caridad a otras barcas que tal vez se estén ahogando. Para reflexionar : ¿Qué olas sacuden mi barca? ¿Le grito con la fuerza de la fe a Cristo en la oración que me salve? ¿Cuántas veces he escuchado de Cristo: ‘Hombre de poca fe’ ? ¿Creía que mi vida cristiana sería un crucero de placer? Para rezar : Qué mejor que rezar el salmo 143 en los momentos duros de mi vida: Señor, escucha mi oración atiende a mi súplica.

Tú eres justo y fiel; ¡respóndeme! 2 Pero no me juzgues con dureza, pues ante ti nadie puede justificarse.3 Mi enemigo me ha perseguido con saña; ha puesto mi vida por los suelos. Me hace vivir en tinieblas, como los muertos.4 Mi espíritu está totalmente deprimido; tengo el corazón totalmente deshecho 7 Señor, ¡respóndeme, que mi espíritu se apaga! ¡No te escondas de mí, o seré contado entre los muertos! 8 Muéstrame tu misericordia por la mañana, porque en ti he puesto mi confianza.

Muéstrame el camino que debo seguir, porque en tus manos he puesto mi vida.9 Señor, líbrame de mis enemigos, pues tú eres mi refugio.10 Tú eres mi Dios; enséñame a hacer tu voluntad, y que tu buen espíritu me guíe por caminos rectos.11 Señor, por tu nombre, vivifícame; por tu justicia, líbrame de la angustia; 12 por tu misericordia, acaba con mis enemigos; ¡destruye a los que atentan contra mi vida, porque yo soy tu siervo! Para cualquier pregunta o sugerencia, contacte a este email: [email protected] El padre Antonio Rivero nació en Ávila (España) en 1956.

Entró a la congregación de los Legionarios de Cristo en 1968 en Santander (España). Se ordenó de sacerdote en Roma en la Navidad de 1986. Es licenciado en Humanidades Clásicas en Salamanca, en Filosofía por la Universidad Gregoriana de Roma y en Teología por la Universidad de santo Tomás también en Roma.

Es doctor en Teología Espiritual por el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum (Roma) donde defendió su tesis el 16 abril del año 2013 sobre la dirección espiritual en san Juan de Ávila, obteniendo ‘Summa cum laude’. Realizó su ministerio sacerdotal como formador y profesor de Humanidades clásicas en el seminario en México y España.

Fue vicario parroquial en la ciudad de Buenos Aires durante doce años. Durante diez años fue director espiritual y profesor de teología y oratoria en el Seminario María Mater Ecclesiae en são Paulo (Brasil), formando futuros sacerdotes diocesanos. Actualmente es profesor en el Noviciado de la Legión de Cristo en Monterrey (México) y ayuda en el Centro Logos, en la formación de sacerdotes y seminaristas diocesanos.

  1. Ha dedicado y dedica también parte de su ministerio sacerdotal a los Medios de Comunicación Social.
  2. Ha publicado catorce libros: Jesucristo, Historia de la Iglesia, Los diez mandamientos, Breve catequesis y compendio de liturgia, El tesoro de la Eucaristía, El arte de la predicación sagrada, La Santísima Virgen, Creo en la Vida eterna, Curso de Biblia para laicos, Personajes de la Pasión, G.P.S (Guía Para Santidad, síntesis de espiritualidad católica), Comentario a la liturgia dominical ciclo A, Comentario a la liturgia dominical ciclo B, Comentario a la liturgia dominical ciclo C.

Ha grabado más de 200 CDs de formación. Da conferencias en Estados Unidos sobre pastoral familiar, formación católica y juventud. Y finalmente imparte retiros y cursos de formación a religiosas, seminaristas y sacerdotes diocesanos en México, Centroamérica y donde le invitan.

¿Qué dice la Biblia sobre la barca?

Por más difícil que sea la situación en que estemos en la vida, hay alguien que siempre va a estar dispuesto a socorrernos. martes, 4 de febrero de 2014 06:48 hs En estos tiempos tan especiales en que nos toca vivir, vemos cómo día a día se suceden acontecimientos que producen en nuestro interior un malestar difícil de explicar.

Nos vemos rodeados de situaciones que quisiéramos que no ocurrieran, pero suceden y están a la vista, y no quisiéramos ver lo que vemos ni escuchar las cosas que lamentablemente escuchamos. Nuestra sociedad está convulsionada. Los acontecimientos que vivimos a diario nos demuestran que, ante situaciones límites, aparece lo peor y lo más miserable que hay en el ser humano, lo cual provoca las acciones más negativas y perjudiciales, que atentan contra la concordia y la paz en que necesitamos vivir los seres humanos.

Estamos como navegando en medio de un mar embravecido azotado por las olas, y el viento enfurecido golpea nuestro barco como si tratara de desestabilizarlo y hundirlo. Es entonces cuando aparecen sentimientos y sensaciones negativas que, como menciono al principio de este artículo, no son fáciles de explicar.

  1. En la Biblia, aparece un relato que tiene que ver con todo esto.
  2. En Mateo (capítulo 14), se dice que Jesús hizo subir a sus discípulos a una barca, indicándoles que salieran delante de él mientras se despedía de la multitud que lo seguía.
  3. Dice el texto bíblico: ‘Y ya la barca estaba en el medio del mar, azotada por las olas; porque el viento le era contrario’.

En medio de esta situación, Jesús aparece caminando sobre las aguas y los discípulos quedan ‘aterrados’, al no reconocerlo y pensar que era un fantasma. Jesús enseguida les habló: ‘¡Cálmense! Soy yo, no tengan miedo’. Unos de sus discípulos, Pedro, dudó y dijo: ‘Señor, si tú eres, manda que vaya a ti sobre las aguas’.

Jesús le dijo ‘ven’, y entonces Pedro salió de la barca y empezó a caminar hacia él, ‘pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo y comenzó a hundirse gritando ‘¡Señor, sálvame!” ‘Al momento, Jesús extendió su mano y sujetándolo, le dijo: ‘Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?’ Entonces, cuando subieron a la barca, se calmó el viento.

Este relato del Evangelio nos ayuda a sacar algunas conclusiones positivas: por más difícil que sea la situación en que estemos en la vida, hay alguien que siempre va a estar dispuesto a socorrernos. Ese alguien no es hombre, es Jesús. Él puede aparecer milagrosamente en tu vida en medio de la tempestad y, como lo hizo con Pedro, extenderte su mano y ayudarte con su presencia a que desaparezca todo temor y darte la paz que necesitas.

  • Tal vez no tengas la fe suficiente para lograr este encuentro; Pedro tampoco la tuvo.
  • Es Jesús quien va a extender su mano para tocarte, darte ánimo y así poder encontrarte con quien traerá paz y felicidad a tu vida.
  • Sólo tienes que acercarte a él y permitirle que entre en tu corazón; entonces, todo va a cambiar.
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El relato bíblico termina diciendo que cuando Jesús subió a la barca, el viento huracanado se calmó. Lo mismo sucede en la vida a la que Jesús entra: todo se calma. Podremos entonces enfrentar cualquier situación, sabiendo que en medio de la tempestad vamos a encontrar la paz que tanto necesitamos por medio de esa mano que está dispuesta a sujetarnos para salvarnos de la tempestad.

¿Cómo era una barca en el tiempo de Jesús?

La barca de Jesús KIBUTZ GINOSAR, Israel (EFE).– Galilea fue escenario del Sermón de la Montaña, del milagro de los panes y los peces y del caminar de Jesús sobre las aguas, pero poca gente sabe que hoy en día se conserva aquí una barca del siglo I que, según la tradición, pudo haber utilizado el propio Jesucristo.

La conocida como la ‘barca de Jesús’ -que data del siglo I y fue descubierta a orillas del Mar de Galilea- atrae a diario a numerosos peregrinos al israelí Kibutz Ginosar, cuyos habitantes fueron responsables del insigne hallazgo.’No podemos saber si Jesús empleó esta barca o no, pero probablemente la vio, pues éste es un lago pequeño y no había muchos barcos’ en aquella época, explicó a Efe Marina Banai, portavoz del museo que alberga la embarcación.Su descubrimiento -en 1986 por dos hijos de un pescador de la costa noroeste del también llamado en la Biblia lago Genesaret o de Tiberíades- supuso toda una hazaña y razón de orgullo para esa granja comunal israelí.’El mar retrocedió de forma extraordinaria, sabíamos que íbamos a encontrar barcazas antiguas, pero nunca imaginamos que encontraríamos algo tan hermoso’, narró uno de los hermanos Luftan, que la descubrieron.Tras una fuerte sequía en ese año, que provocó el descenso de las aguas del lago, los hermanos rastrearon su fondo en busca de vestigios antiguos como otros lugareños, cuando encontraron varios clavos sujetos a unos trozos de madera.Eran parte de la nave, que logró sobrevivir al paso del tiempo gracias a que quedó sepultada y protegida por el barro, lo que impidió que el oxígeno descompusiera la madera del armazón.’Es un auténtico milagro, porque las embarcaciones de madera no sobreviven en agua dulce tantos siglos, es la barca más antigua hallada en estas circunstancias’, explicó Banai.La embarcación fue extraída por expertos y voluntarios de la Dirección de Antigüedades de Israel tras una extraordinaria excavación arqueológica que duró once días y requirió titánicos esfuerzos y no poca creatividad.Para facilitar su transporte y evitar que la madera se desintegrara, fue cubierta con un caparazón de poliuretano espumoso y fibra de vidrio, que protegió su débil y anegado casco.Durante catorce años, fue minuciosamente limpiada en una piscina especialmente construida en el kibutz para su conservación, donde fue sometida a una solución química que deshizo la costra y deshidrató la madera con una cera sintética, endureciendo así su casco.De 8,2 metros de largo por 2,3 metros de ancho y 1,2 metros de altura, se exhibe hoy en día a una temperatura de 21 grados centígrados y un 60 por ciento de humedad ambiente y gracias a un armazón de acero que apuntala sus endebles vigas.Compuesta por doce tipos de madera -principalmente de cedro y roble- es un modelo típico de las antiguas construcciones de caparazón típicas mediterráneas, empleada tanto para el transporte de personas -hasta 15- como para la pesca.Junto a ella se encontraron utensilios de cocina y lámparas de aceite.Banai apuntó que pese a que los responsables la conocen como la ‘barca antigua de la Galilea’, no es casual que el hallazgo haya pasado a denominarse la ‘barca de Jesús’.Fue descubierta a 300 metros de la aldea Magdala, de donde era oriunda María Magdalena, lugar en el que también se encontró un mosaico que representa una barca del siglo I y que se proyecta junto al hallazgo para dar una idea de cómo eran este tipo de botes.El lago Genesaret, principal reserva de agua de Israel, también es venerado por los peregrinos, porque los evangelios narran que Jesús anduvo sobre sus aguas.Los arqueólogos creen que la barca debió de ser similar a la que utilizaron los judíos en la batalla naval de Migdal (nombre hebreo de Magdala) o las que usaron Simón, Andrés, Santiago y Juan antes de que Jesús les dijera: ‘Venid conmigo y yo os haré pescadores de hombres’ (Marcos 1:17) y los convirtiera en discípulos suyos.

‘Enseguida se supo que era una embarcación antigua por la técnica de construcción empleada para engarzar la vigas de madera. Pero nunca supimos lo importante que era hasta que el Papa la solicitó para exhibirla en el Vaticano en el año 2000’, constató Banai.

¿Qué hacía Jesús en la barca?

El viento empezó a soplar muy fuerte, y las olas llenaban el barco de agua. Los discípulos tenían miedo de que el barco se hundiera. Despertaron a Jesús y le pidieron que les ayudara. El Salvador mandó al viento que dejara de soplar y a las olas que se calmaran.

¿Qué es una tempestad en la Biblia?

Las tempestades en la Bíblia En la Biblia, no pocas veces los personajes enfrentan tormentas – y no estamos hablando solo en el sentido figurado. Hombres y mujeres de Dios tuvieron que pasar por grandes tempestades, que sirven de ejemplo hasta hoy cuando se trata de perseverancia.

  1. Otras veces, los temporales fueron artificios divinos.
  2. Tempestad’ y ‘temporal’ derivan del latín ‘tempus’, que da la idea de tiempo en el sentido cronológico, y no solo en lo climático.
  3. ¿Cómo surgió eso? Los antiguos nombraron a las tormentas de esta manera porque algunas de ellas sucedían en los mismos períodos todos los años.

Un huracán del Atlántico, por ejemplo, es común entre el verano y el otoño. Por lo tanto, en inglés hay dos palabras para las tempestades ‘tempest’ para las que tienen períodos marcados y ‘storm’ para las que no siguen un padrón. Con el tiempo, claro, casi no hay más distinción.

¿Cuál es el mensaje de Jesús calma la tempestad?

La tempestad calmada es uno de los milagros de Jesús en los Evangelios, concretamente en Mateo 8:23-27, Marcos 4:35-41, y Lucas 8:22-25. ​ ​ ​ Este episodio es distinto del de Jesús camina sobre las aguas que también involucra una barca en el lago y aparece más tarde en la narración, en el capítulo 14 de Mateo.

  • Según los Evangelios, un anochecer Jesús y sus discípulos cruzaban el Mar de Galilea en una barca, cuando se levantó una gran tormenta, con las olas rompiendo sobre la barca, de modo que casi se inundó.
  • Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal, pero los discípulos le despertaron y le dijeron, ‘Maestro, ¿no te preocupas si nos ahogamos?’ ​ El Evangelio de Marcos entonces declara que: El Mar de Galilea era conocido por sus repentinas tormentas.

Los judíos, además, eran personas de tierra firme a quienes generalmente era incómodo el mar, especialmente puesto que creían que el mar estaba lleno de criaturas espantosas. ​ La revista Pulpit Commentary atribuye estas tormentas repentinas a los vientos que surgen en las cumbres del Monte Hermón, en la Cordillera del Antilíbano.

  1. Los discípulos estaban probablemente en un pequeño bote de pesca, cuándo se encontraron con una gran tormenta.
  2. La palabra griega original para la tormenta es ‘seísmos,’ la cual literalmente significa ‘una sacudida,’ y que dio origen a la palabra técnica de terremoto.
  3. Así, ‘seísmos’ implica que la violencia de la tormenta sacudió el agua en el lago y originó olas que cubrían la barca, que empezaba a hundirse.

​ Este pasaje que narra la calma de la tempestad ha sido considerado desde antiguo como un símbolo de la Iglesia en tiempos de peligro, que debe siempre confiar en la ayuda de su Señor, aunque pudiera parecer dormido.

¿Qué dijo Jesús en la barca?

Lucas 8:22-46 Un día, Jesús subió a una barca con sus discípulos y les dijo: ―Vamos al otro lado del lago. Y partieron. Mientras navegaban, él se quedó dormido. Entonces se desató una tormenta sobre el lago, y la b | Nueva Biblia Viva (NBV) | Descargue La Biblia App ahora Un día, Jesús subió a una barca con sus discípulos y les dijo: ―Vamos al otro lado del lago.

Y partieron. Mientras navegaban, él se quedó dormido. Entonces se desató una tormenta sobre el lago, y la barca comenzó a hundirse poniéndolos a ellos en peligro. Los discípulos fueron a despertar a Jesús y lo llamaron a gritos: ―¡Maestro, Maestro, nos estamos hundiendo! Él se levantó y ordenó al viento y a las olas que se calmaran.

La tormenta se detuvo y todo quedó tranquilo. Después les dijo a sus discípulos: ―¿Dónde está la fe de ustedes? Ellos, llenos de temor y asombro, se decían unos a otros: «¿Quién será este hombre que aun los vientos y el mar lo obedecen?». Siguieron navegando hasta la otra orilla del lago, hasta la región de los gerasenos, frente a Galilea.

  • Al bajar Jesús de la barca, un endemoniado que venía del pueblo le salió al encuentro.
  • Este hombre desde hacía mucho tiempo andaba desnudo y no vivía en una casa sino en los sepulcros.
  • Cuando vio a Jesús, lanzó un grito y cayó de rodillas ante él.
  • Entonces dijo a gran voz: ―¿Qué quieres conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? ¡Te ruego que no me atormentes! Decía eso porque Jesús le había ordenado al espíritu maligno que saliera del hombre.

Ese espíritu se había apoderado de él muchas veces. Al hombre le ponían cadenas en los pies y en las manos para sujetarlo, y lo mantenían vigilado, pero él rompía las cadenas y el demonio lo hacía huir a lugares solitarios. Jesús le preguntó: ―¿Cómo te llamas? Respondió: ―Legión.

Así contestó porque habían entrado en él muchos demonios. Estos le suplicaban que no los mandara al abismo. Como había en la colina muchos cerdos comiendo, los demonios le rogaron a Jesús que los dejara entrar en ellos. Y él les dio permiso. Cuando los demonios salieron del hombre, entraron en los cerdos.

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Y todos los cerdos corrieron hacia el lago por el despeñadero y se ahogaron. Los que cuidaban a los cerdos vieron lo que pasó y se fueron a llevar la noticia al pueblo y por los campos. La gente salió a ver lo que había pasado. Al llegar, encontraron a Jesús y, sentado a sus pies, al hombre del que habían salido los demonios.

Cuando lo vieron vestido y en su sano juicio, se llenaron de miedo. Los que vieron estas cosas le contaron a la gente cómo había sido sanado el endemoniado. Entonces toda la gente de la región de los gerasenos le pidió a Jesús que se fuera de allí, porque todos tenían mucho miedo. En el momento en que Jesús subía a la barca para irse, el hombre del que habían salido los demonios le suplicó que lo dejara acompañarlo; pero Jesús le dijo: ―Vuelve a tu casa y cuenta todo lo que Dios ha hecho por ti.

El hombre se fue y le contó a todo el pueblo lo que Jesús había hecho por él. Cuando Jesús regresó, la gente lo recibió con alegría, pues todos lo estaban esperando. En eso llegó un hombre llamado Jairo, que era jefe de la sinagoga. Se arrojó a los pies de Jesús y le suplicó que fuera a su casa, porque su única hija, que tenía doce años, se estaba muriendo.

Mientras Jesús iba hacia allá, la gente lo apretujaba. Entre la gente había una mujer que estaba enferma desde hacía doce años. Tenía derrames de sangre y nadie había podido sanarla, a pesar de haber gastado cuanto tenía en médicos. Ella se acercó a Jesús por detrás y le tocó el borde del manto. En ese mismo momento quedó sana.

Jesús preguntó: ―¿Quién me tocó? Como todos negaban haberlo tocado, Pedro le dijo: ―Maestro, es mucha la gente que te aprieta y empuja. Jesús respondió: ―Pero alguien me ha tocado; lo sé porque de mí ha salido poder. Compartir : Lucas 8:22-46 Un día, Jesús subió a una barca con sus discípulos y les dijo: ―Vamos al otro lado del lago.

¿Qué le dijo Jesús a Pedro en la barca?

Jesús le dijo: —¡Ven! Pedro salió de la barca, caminó sobre el agua y fue hacia donde estaba Jesús. Pero vio que el viento era fuerte, tuvo miedo, se empezó a hundir y gritó: —¡Señor, sálvame! Jesús de inmediato lo tomó de la mano y le dijo: —Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste? Y cuando ellos subieron a la barca, el viento se calmó.

¿Cuándo Jesús subió a la barca de Pedro que le dijo?

Lucas 5:2-11 Jesús vio dos barcas en la playa. Estaban vacías porque los pescadores estaban lavando sus redes. Una de esas barcas era de Simón Pedro. Jesús subió a ella y le pidió a Pedro que la alejara un poco de | Traducción en Lenguaje Actual (TLA) | Descargue La Biblia App ahora Jesús vio dos barcas en la playa.

  1. Estaban vacías porque los pescadores estaban lavando sus redes.
  2. Una de esas barcas era de Simón Pedro.
  3. Jesús subió a ella y le pidió a Pedro que la alejara un poco de la orilla.
  4. Luego se sentó en la barca, y desde allí comenzó a enseñar a la gente.
  5. Cuando Jesús terminó de enseñarles, le dijo a Pedro: —Lleva la barca a la parte honda del lago, y lanza las redes para pescar.

Pedro respondió: —Maestro, toda la noche estuvimos trabajando muy duro y no pescamos nada. Pero, si tú lo mandas, voy a echar las redes. Hicieron lo que Jesús les dijo, y fueron tantos los pescados que recogieron, que las redes estaban a punto de romperse.

Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca, para que fueran enseguida a ayudarlos. Eran tantos los pescados que, entre todos, llenaron las dos barcas. Y las barcas estaban a punto de hundirse. Al ver esto, Pedro se arrodilló delante de Jesús y le dijo: —¡Señor, apártate de mí, porque soy un pecador! Santiago y Juan, que eran hijos de Zebedeo, Pedro y todos los demás, estaban muy asombrados por la pesca tan abundante.

Pero Jesús le dijo a Pedro: —No tengas miedo. De hoy en adelante, en lugar de pescar peces, voy a enseñarte a ganar seguidores para mí. Los pescadores llevaron las barcas a la orilla, dejaron todo lo que llevaban, y se fueron con Jesús. TLA: Traducción en Lenguaje Actual Compartir : Lucas 5:2-11 Jesús vio dos barcas en la playa.

¿Cuando la barca se hunde?

Los vientos cambian de dirección; unas veces a nuestro favor, y otras en contra nuestra.

¿Cuando los discípulos iban en la barca?

Cuando entró Jesús en la barca, sus discípulos le siguieron. Y llegándose a El, le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálva nos, que perecemos! Pero se levantó una violenta tempestad, y las olas se lanzaban sobre la barca de tal manera que ya se anegaba la barca.

¿Qué quiere decir Lucas 8 22?

Fe en Medio de la Tormenta | Lucas 8:22-25 El Faro: Iglesia Bíblica Bautista ‘Fe En Medio De La Tormenta’ — Lucas 8:22-25 ————————- Jesús quiere que estés firme en tu fe — no sólo cuando todo marcha bien, sino también en medio de las peores circunstancias.

  1. A veces Dios permite que pases por una tormenta para reforzar tu fe en él y prepararte para las pruebas más difíciles que están porvenir.
  2. En este estudio, Cristo usa una gran tormenta para demostrar su poder sobre toda la naturaleza y para preguntar a sus discípulos y a nosotros, ‘¿Dónde está vuestra fe?’ ¡Que seamos firmes en ÉL! ————————- Si este mensaje te ha sido de bendición, te invitamos a darle ‘me gusta’ (Y), a compartirlo, y también dejar un comentario.

Estamos para servirte y esperamos verte en una de nuestras reuniones si vives en Bucaramanga. ————————- Iglesia Bíblica Bautista El Faro Carrera 28 #20-30 B/ San Alonso Bucaramanga, Colombia Pastor Aarón Vance luzparasuvida.com : Fe en Medio de la Tormenta | Lucas 8:22-25

¿Qué quiere decir caminar sobre el agua?

Y es que Jesús siempre obra milagros en nuestras vidas. Él nos hace caminar sobre las aguas turbias de este mundo, Él nos sostiene con su gracia para que no nos hundamos nunca ante los problemas. Por Cristo, con Cristo y en Cristo siempre estamos a flote.

¿Cuántos discípulos iban en la barca?

Una multitud se había congregado en la ribera del mar de Galilea para escuchar las enseñanzas que Jesucristo impartía desde un pequeño barco pesquero anclado cerca de la orilla. Había sido otro día largo para el Salvador, pero muy fructífero. Su predicación concluyó cuando comenzaba a anochecer, y les pidió a sus discípulos que cruzaran el lago para ir a otro lugar.

A medida que su barca navegaba, parte de la multitud quedó atrás y algunos los siguieron en sus botes. Era ya de noche y un momento oportuno para que Jesucristo durmiese un poco, por lo que se recostó en un cojín en la parte trasera de la barca ( Lucas 8:22-23, Marcos 4:35-38 ). El mar de Galilea es bien conocido por sus violentas tempestades.

En cierto momento durante aquella noche, y sin advertencia previa, se desencadenó una fuerte tormenta sobre el lago. El viento soplaba implacablemente, creando grandes olas. La pequeña nave y su tripulación, compuesta de Jesús y sus discípulos, corrían gran peligro de naufragar.

Interminables olas azotaban los lados de la barca, que comenzaba a llenarse de agua. A bordo iban dos pares de hermanos —Pedro y Andrés, y Santiago y Juan—, navegantes muy experimentados que sabían bien el inminente peligro que corrían. Su bote podía hundirse en cosa de minutos, en cuyo caso ellos se ahogarían.

Sin embargo, en medio de este aterrador escenario, ¡Cristo estaba profundamente dormido en la popa de la barca! Puede que los discípulos se hayan preguntado: ‘¿Cómo puede nuestro amigo, Jesús, dormir en un momento como este? ¿Acaso no le importa nuestra seguridad?’ Tres de los evangelios describen claramente cuán desesperados estaban los discípulos frente a esta emergencia.

Los siguientes pasajes bíblicos revelan lo que le dijeron a Cristo: – Mateo 8:25 registra un llamado de ayuda: ‘¡Señor, sálvanos, que perecemos!’ – Marcos 4:38 registra el reproche de uno o más de los discípulos por la supuesta indiferencia de Jesús: ‘Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?’ – Lucas 8:24 registra una declaración fatalista: ‘¡Maestro, Maestro, que perecemos!’ Esto hizo que Jesús despertara bruscamente.

Sin duda vio las olas que azotaban la barca y el agua que había entrado. Entonces, con voz calmada y autoritaria, Jesús le dijo al mar: ‘Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza’ ( Marcos 4:39 ).

¿Qué quiere decir enmudece y calla?

El Salvador nos enseña cómo sentir paz y calma aun cuando los vientos soplan con intensidad a nuestro alrededor y las enfurecidas olas amenazan con hundir nuestras esperanzas. Cuando nuestros hijos eran pequeños, pasamos unos días en familia en un hermoso lago.

Una tarde, algunos de los niños se pusieron chalecos salvavidas antes de saltar de un muelle al agua. Nuestra hija menor los miraba con vacilación, observando detenidamente a sus hermanos. Con todo el valor con el que se pudo armar, se tapó la nariz con una mano y saltó. De inmediato, salió a flote y, con un poco de pánico en la voz, gritó: ‘¡Ayúdenme! ¡Ayúdenme!’.

Su vida no corría peligro, ya que el chaleco salvavidas estaba cumpliendo su función y ella flotaba a salvo. Podríamos haberle tendido los brazos y sacarla de vuelta al muelle con poco esfuerzo. Sin embargo, desde su perspectiva, ella necesitaba ayuda; tal vez por la temperatura fría del agua o por la novedad de la experiencia.

  • De todos modos, se subió al muelle, la envolvimos con una toalla seca y la felicitamos por su valor.
  • Muchos de nosotros, tanto mayores como jóvenes, en momentos de angustia hemos pronunciado con apremio palabras como: ‘¡Ayúdenme!’, ‘¡Sálvenme!’ o ‘¡Por favor, contesta mi oración!’.
  • Algo semejante ocurrió a los discípulos de Jesús durante Su ministerio terrenal.
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En Marcos dice que Jesús ‘otra vez comenzó a enseñar junto al mar, y se reunió alrededor de él gente’ 1, Era tan numerosa la multitud, que Jesús ‘entró en una barca’ 2 y habló desde ella. Enseñó todo el día por parábolas a las personas que estaban sentadas en la orilla.

‘Y aquel día cuando anochecía’, les dijo a sus discípulos: ‘Pasemos al otro lado. Y despidiendo a la multitud’ 3, partieron de la orilla y emprendieron el recorrido para cruzar el mar de Galilea. Jesús halló un lugar en la popa de la barca, se recostó y pronto se quedó dormido. Poco después, ‘se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba’ 4,

Muchos de los discípulos de Jesús eran pescadores experimentados y sabían cómo manejar una barca en una tormenta. Ellos eran Sus discípulos, en quienes Él confiaba y a quienes amaba. Habían dejado sus oficios, sus intereses personales y a sus familiares para seguir a Jesús.

  • Su presencia en la barca era evidencia de la fe que tenían en Él.
  • Y ahora la barca estaba en medio de una tempestad y a punto de hundirse.
  • No sabemos cuánto tiempo lucharon para mantener la barca a flote en la tormenta, pero despertaron a Jesús con algo de pánico en la voz, diciendo: ‘Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?’ 5,

‘¡Señor, sálvanos, que perecemos!’ 6, Lo llamaron ‘Maestro’, lo cual Él es. También es ‘Jesucristo, el Hijo de Dios, el Padre del cielo y de la tierra, el Creador de todas las cosas desde el principio’ 7, Imagen Desde donde se encontraba en la barca, Jesús se levantó, reprendió al viento y al enfurecido mar le dijo: ‘¡Calla, enmudece! Y cesó el viento y se hizo grande bonanza’ 8, Siendo siempre el Maestro de maestros, Jesús enseñó después a Sus discípulos mediante dos sencillas y amorosas preguntas.

Él preguntó: ‘¿Por qué estáis así amedrentados?’ 9, ‘¿Dónde está vuestra fe?’ 10, Hay una tendencia terrenal, hasta una tentación, cuando nos encontramos en medio de pruebas, problemas o aflicciones, a clamar: ‘Maestro, ¿no tienes cuidado que perezca? ¡Sálvame!’. Incluso José Smith clamó desde una terrible cárcel: ‘Oh Dios, ¿en dónde estás? ¿Y dónde está el pabellón que cubre tu morada oculta?’ 11,

Ciertamente, el Salvador del mundo entiende nuestras limitaciones terrenales, ya que Él nos enseña cómo sentir paz y calma aun cuando los vientos soplan con intensidad a nuestro alrededor y las enfurecidas olas amenazan con hundir nuestras esperanzas.

A quienes demuestran tener fe, fe como la de un niño, o hasta un poco de fe, 12 Jesús los invita, diciendo: ‘Venid a mí’ 13, ‘Creed en mi nombre’ 14, ‘Aprended de mí y escuchad mis palabras’ 15, Con ternura les manda ‘que se arrepientan y se bauticen en Su nombre’ 16 ; ‘que se amen unos a otros; como Él los ha amado’ 17 ; y que ‘siempre se acuerden de Él’ 18,

Jesús los consuela, explicando: ‘Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción. Pero confiad; yo he vencido al mundo’ 19, Puedo imaginar a los discípulos de Jesús en la barca que la tormenta sacudía, quienes, por necesidad, observaban las olas al golpear contra la cubierta, y se afanaban para sacar el agua.

Puedo verlos moviendo las velas y tratando de mantener algo de control sobre la pequeña barca. Se enfocaban en sobrevivir el momento, y su petición de ayuda era urgentemente sincera. Muchos de nosotros no somos diferentes en la actualidad. Los recientes acontecimientos alrededor del mundo y en nuestros países, comunidades y familias nos han zarandeado con pruebas imprevistas.

En momentos de agitación, podemos sentir que nuestra fe llega al límite de nuestra resistencia y entendimiento. Las olas de temor pueden distraernos y causar que olvidemos la bondad de Dios, de modo que se limita nuestra perspectiva y se nos impide ver con claridad.

Sin embargo, son en estos tramos difíciles del trayecto que nuestra fe puede ser no solo probada sino fortalecida. Sean cuales fueren nuestras circunstancias, podemos hacer el esfuerzo deliberado por edificar y aumentar nuestra fe en Jesucristo. Esta se fortalece cuando recordamos que somos hijos de Dios y que Él nos ama.

Nuestra fe crece conforme experimentamos con la palabra de Dios con esperanza y diligencia, haciendo nuestro mejor esfuerzo por seguir las enseñanzas de Cristo. Nuestra fe aumenta conforme optamos por creer en lugar de dudar, por perdonar en vez de juzgar, por arrepentirnos en lugar de rebelarnos.

Nuestra fe se purifica conforme confiamos con paciencia en los méritos, misericordia y gracia del Santo Mesías 20, ‘Si bien la fe no es un conocimiento perfecto’, dijo el élder Neal A. Maxwell, ‘trae consigo una profunda confianza en Dios, ¡cuyo conocimiento es perfecto!’ 21, Incluso en épocas turbulentas, la fe en el Señor Jesucristo es enérgica y resiliente; nos ayuda a eliminar las distracciones que no tienen importancia, y nos alienta a seguir avanzando en la senda de los convenios.

La fe nos impulsa a través del desánimo y nos permite enfrentar el futuro con determinación y hombros firmes. Nos anima a pedir que se nos rescate y se nos auxilie conforme oramos al Padre en el nombre de Su Hijo. Y cuando las encarecidas súplicas parecen no recibir respuesta, nuestra constante fe en Jesucristo produce paciencia, humildad y la habilidad para pronunciar con reverencia las palabras: ‘Hágase tu voluntad’ 22,

  1. El presidente Russell M.
  2. Nelson enseñó: ‘o debemos permitir que nuestros miedos desplacen nuestra fe.
  3. Podemos combatir nuestros miedos mediante el fortalecimiento de nuestra fe.
  4. Comiencen por sus hijos,
  5. Permítanles sentir la fe de ustedes, aun cuando afronten pruebas difíciles.
  6. Centren su fe en nuestro amoroso Padre Celestial y en Su Hijo Amado, el Señor Jesucristo ; enseñen a cada precioso niño o niña que él o ella es un hijo de Dios, creado a Su imagen, con un potencial y un propósito sagrados.

Cada uno nace con retos para superar y con fe que debe desarrollar’ 23, Hace poco escuché a dos niños de cuatro años hablar de su fe en Jesucristo al responder a la pregunta: ‘¿De qué manera los ayuda Jesucristo?’. El niño dijo: ‘Sé que Jesús me ama porque murió por mí.

  • Él también ama a los adultos’.
  • La niña dijo: ‘Él me ayuda cuando estoy triste o de mal humor.
  • También me ayuda cuando me estoy hundiendo’.
  • Jesús declaró: ‘Por tanto, al que se arrepintiere y viniere a mí como un niño pequeñito, yo lo recibiré, porque de los tales es el reino de Dios’ 24,
  • Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna’ 25,

Recientemente, el presidente Nelson prometió que ‘resultará en menos temor y mayor fe’ si ‘ realmente com de nuevo a escuchar, prestar atención y dar oído a las palabras del Salvador’ 26, Imagen Hermanas y hermanos, las desafiantes circunstancias actuales no son nuestro destino eterno final. Como miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, hemos tomado sobre nosotros el nombre de Jesucristo por convenio. Tenemos fe en Su poder redentor y esperanza en Sus grandes y preciadas promesas.

  • Tenemos motivos para regocijarnos, porque nuestro Señor y Salvador está muy al tanto de nuestros problemas, preocupaciones y pesares.
  • Así como Jesús estuvo con Sus discípulos de la antigüedad, ¡Él está en nuestra barca! Testifico que Él ha dado Su vida para que ustedes y yo no perezcamos.
  • Que podamos confiar en Él, obedecer Sus mandamientos y escucharle con fe decir: ‘¡Calla, enmudece!’ 27,

En el sagrado y santo nombre de Jesucristo. Amén.

¿Cuántos discípulos iban en la barca?

Una multitud se había congregado en la ribera del mar de Galilea para escuchar las enseñanzas que Jesucristo impartía desde un pequeño barco pesquero anclado cerca de la orilla. Había sido otro día largo para el Salvador, pero muy fructífero. Su predicación concluyó cuando comenzaba a anochecer, y les pidió a sus discípulos que cruzaran el lago para ir a otro lugar.

  • A medida que su barca navegaba, parte de la multitud quedó atrás y algunos los siguieron en sus botes.
  • Era ya de noche y un momento oportuno para que Jesucristo durmiese un poco, por lo que se recostó en un cojín en la parte trasera de la barca ( Lucas 8:22-23, Marcos 4:35-38 ).
  • El mar de Galilea es bien conocido por sus violentas tempestades.

En cierto momento durante aquella noche, y sin advertencia previa, se desencadenó una fuerte tormenta sobre el lago. El viento soplaba implacablemente, creando grandes olas. La pequeña nave y su tripulación, compuesta de Jesús y sus discípulos, corrían gran peligro de naufragar.

  • Interminables olas azotaban los lados de la barca, que comenzaba a llenarse de agua.
  • A bordo iban dos pares de hermanos —Pedro y Andrés, y Santiago y Juan—, navegantes muy experimentados que sabían bien el inminente peligro que corrían.
  • Su bote podía hundirse en cosa de minutos, en cuyo caso ellos se ahogarían.

Sin embargo, en medio de este aterrador escenario, ¡Cristo estaba profundamente dormido en la popa de la barca! Puede que los discípulos se hayan preguntado: ‘¿Cómo puede nuestro amigo, Jesús, dormir en un momento como este? ¿Acaso no le importa nuestra seguridad?’ Tres de los evangelios describen claramente cuán desesperados estaban los discípulos frente a esta emergencia.

Los siguientes pasajes bíblicos revelan lo que le dijeron a Cristo: – Mateo 8:25 registra un llamado de ayuda: ‘¡Señor, sálvanos, que perecemos!’ – Marcos 4:38 registra el reproche de uno o más de los discípulos por la supuesta indiferencia de Jesús: ‘Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?’ – Lucas 8:24 registra una declaración fatalista: ‘¡Maestro, Maestro, que perecemos!’ Esto hizo que Jesús despertara bruscamente.

Sin duda vio las olas que azotaban la barca y el agua que había entrado. Entonces, con voz calmada y autoritaria, Jesús le dijo al mar: ‘Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza’ ( Marcos 4:39 ).

¿Qué significa la palabra bonanza en la Biblia?

También se conoce como bonanza a la tranquilidad en general y a la prosperidad.

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