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Como Influye La Familia En La Construccion De La Identidad?

Como Influye La Familia En La Construccion De La Identidad
La familia influye de manera importante en nuestra personalidad, ya que las relaciones entre los miembros determinan valores, afectos, actitudes y modos de ser que se van asimilando desde el nacimiento. Son patrones que influyen en la conducta y que muchas veces se transmiten de una generación a otra.

¿Cómo influye la familia en la formación de identidad de género?

El apoyo familiar puede atenuar la aparición de condiciones psicopatológicas graves que obstaculizan el proceso de construcción de la identidad de género como tal y que potencian la vinculación en conductas de riesgo en mujeres transgénero, tales como prostitución, contagio de enfermedades de transmisión sexual o

¿Cómo influye la familia en el desarrollo de los niños?

Significado de la familia – La familia es la base donde se inicia del desarrollo de una persona. De ahí la importancia de la familia en el desarrollo social y emocional de los niños. Asimismo, los valores que se transmiten en este contexto son decisivos para la creación de principios, habilidades y objetivos personales.

El hecho de tener una familia es un derecho primario y fundamental en todos los niños y niñas, ya que a raíz de ese vínculo, se promueve el desarrollo que los define como personas.Por tanto, el núcleo familiar es el primer ambiente donde el menor comienza a interactuar con otras personas, a aprender y explorar el mundo, y desde donde obtiene la educación y, a la vez la seguridad, el amor, el cariño, el respeto y otros valores primordiales que se inculcan en las primeras etapas de vida.Como reconoce la ONU, la familia es un lugar privilegiado para la educación, donde se forma el crecimiento y donde encontramos la protección y la seguridad; un lugar al que siempre queremos regresar.

¿Cómo se forma la identidad dentro de la familia?

Con identidad se refiere a lo que la familia es; con analogía se puntualiza formas de vida que participan en mayor o menor grado de lo que es la familia, y con metáfora se expone la semejanza que se busca con la familia de algunas realidades que son cosas distintas.

¿Cómo influye la familia en la formación de la identidad del adolescente?

La familia juega un papel fundamental en el desarrollo social de los adolescentes, la relación padres-hijos/as va a sentar las bases sobre la que se construirán los cimientos de los comportamientos adolescentes. Para que el adolescentes se desarrolle de manera positiva y adquiera cierta autonomía, es aconsejable que los padres ofrezcan una ambiente que combine el afecto con la autonomía, mediante pautas de comunicación que favorezca la iniciativa propia, como por ejemplo, pedir la opinión del hijo/a, respetar su punto de vista, fomentar debates en los que se argumenten las opiniones siempre desde el respeto y la escucha activa.

  • Cuando hablamos de autonomía, no significa dejar que los adolescentes hagan lo que quieran, sino que hablamos de darles las herramientas para que adopten sus decisiones y poco a poco vayan tomando la iniciativa respecto a los asuntos más importantes de sus vidas.
  • Sin embargo, el control parental en esta etapa es necesario, ya que muchos de los problemas surgidos en la adolescencia tienen su raíz en la falta de supervisión por parte de los padres.

Es importante conocer las amistades de los chicos y chicas, supervisar el acceso a Internet, a la vez que interesarse por sus aficiones y actividades. No olvidemos que la adolescencia es una etapa de exploración por lo que, los padres deberán identificar cuáles son los comportamientos que puedan suponer un alto riesgo para la salud del adolescente.

  • La familia es el núcleo esencial en el que el adolescente debe encontrar por un lado el apoyo, la protección y el cariño necesarios y por otro el respeto hacia sus necesidades de independencia de perfección y de creatividad.
  • El control que ejercen padres y madres en esta etapa tiene la misma importancia que en etapas anteriores como la infancia, sin embargo, los padres deben regular la intensidad de control e introducir la comunicación e información como una de las mejores bazas para evitar la sensación de control policial la cual puede crear el efecto contrario en los adolescentes.

Por todo ello, es importante que los padres sean flexibles, ya que deben adecuarse a los cambios vertiginosos por los que pasa el adolescente.

¿Qué grupos influyen en la construcción de la identidad?

Grupos sociales y su influencia en la identidad Fecha transmisión: 1 de Septiembre de 2021 Valoración de la comunidad: Última Actualización: 2 de Agosto de 2022 a las 14:59 Aprendizaje esperado: Valora la influencia de personas, grupos sociales y culturales en la construcción de su identidad personal.

Énfasis: Reconocer cuáles son los grupos sociales que influyen en la construcción de la identidad. ¿Qué vamos a aprender? En esta sesión aprenderás respecto a la influencia que ejercen los grupos sociales en la construcción de la identidad. Para ello, se precisará cuáles son los grupos sociales y se destacará su importancia, particularmente cómo es que sus expresiones y manifestaciones influyen.

¿Qué hacemos? Analiza la siguiente información. Como has estudiado en distintas sesiones de esta asignatura, en la etapa de la adolescencia se experimentan diversas vivencias, una de ellas es la búsqueda y construcción de la identidad, esto es, estás definiendo quién ser y cómo ser.

Algo que da la pauta para conocerte e ir definiendo tu identidad es responder preguntas tales como: ¿Quién soy? ¿Quiénes influyen en mí? ¿Qué características me definen como persona? Intenta dar respuesta a estas preguntas y, si te es posible, anota tus ideas, para que, en función de éstas, reflexiones y las complementes a lo largo de la sesión.

Seguramente mencionarás varios aspectos o rasgos que consideras que te definen; sin embargo, es probable que no te resulte muy sencillo responder o, por el contrario, contestarás con mucha seguridad. Independientemente de lo que suceda, no te preocupes.

El conjunto de características o rasgos que estés pensando o escribas, hará referencia a aspectos que tienen que ver con la influencia que has recibido de las personas más cercanas; pero, también a los diversos grupos sociales de tus entornos, e incluso, de aquellos con los que no necesariamente tienes contacto directo.

Para precisar qué es la identidad y cómo se construye, observa el siguiente video y toma nota de lo que consideres necesario.

Desafíos de la adolescencia: formación de la identidad personal.

https://youtu.be/a5sWn8TbvVo La identidad es el conjunto de rasgos o características propias que te distingue y te hace única o único, tanto a nivel individual como colectivo. Ese conjunto de rasgos está influido por las experiencias propias, las personas que te rodean y las condiciones y situaciones que prevalecen en tus entornos.

  1. Asimismo, como se mencionó en el video anterior, existe una serie de factores que influyen en la construcción de la identidad, los cuales son: Vínculo de integración espacial.
  2. Tiene que ver con la manera en que se perciben por su apariencia física, el autoconcepto de sí misma o sí mismo y la autoestima.

Vínculo de integración temporal. Son las experiencias que se adquieren en las distintas etapas de la vida, entre éstas destacan las aspiraciones y las metas. Vínculo de integración social o grupal. Engloba las distintas relaciones que cada una y cada uno establece con la sociedad; que van desde los vínculos con la familia, la comunidad y los grupos culturales y sociales.

De estos tres factores, el vínculo de integración social o grupal justamente es el que tiene que ver con la influencia de los diversos grupos sociales, ya sean próximos a ti o no. Un grupo social es el conjunto de personas que comparten un interés u objetivo en común e interactúan para alcanzarlo. Sus integrantes tienen una relación recíproca y continua; asumen un cierto compromiso; comparten valores comunes y cumplen objetivos y realizan tareas en común, por medio de los diferentes roles y generan una interdependencia entre ellos.

Los grupos sociales tienen características como:

La identificación. Sus integrantes se sienten parte del grupo y se diferencian de quienes no lo son. La estructura. Cada persona ocupa una posición que se relaciona con las posiciones de las y los otros. Los roles. Cada individuo desempeña una función. La interacción. Son las acciones recíprocas entre quienes lo conforman. Las normas y valores. Son pautas de comportamiento que regulan la relación entre sus miembros. Los objetivos e intereses. Tienen que ver con las razones por las que se agrupan las personas. La permanencia. Los grupos deben tener cierta permanencia en el tiempo.

A diferencia de lo que pudieras pensar, los grupos sociales no necesariamente son grupos formales, sino que todas las agrupaciones de personas, ya sea que tengan unos cuantos integrantes o, por el contrario, un número considerable; o bien, sea que cuenten o no con una estructura formal, todos ellos son considerados grupos y cada uno tiene un fin.

  • Observa algunos tipos de grupos.
  • Primarios.
  • La relación entre sus integrantes está basada en la afectividad, el compromiso y la solidaridad, normalmente son grupos reducidos y la interacción es cara a cara.
  • Secundarios.
  • Los conforman un gran número de integrantes, esto dificulta la relación cara a cara, persiguen objetivos y su organización depende de reglamentos o estatus.

De referencia. Son grupos que sirven como referentes para establecer ideologías y conductas; no necesariamente se puede pertenecer a ellos. De pertenencia. Los individuos forman parte y son reconocidos como integrantes del grupo. Las normas y reglas establecidas son adoptadas por sus miembros sin que sean impuestas.

Formales. Existe una estructura y las conductas de las y los miembros están reglamentadas y deben cumplir un propósito determinado. Informales. Las personas establecen relaciones de compañerismo y amistad; su origen es espontáneo y, normalmente, son un pequeño número de personas. Existen grupos sociales distintos; no obstante, todos implican una interacción entre personas, unos de manera más cercana que otros, pero, de algún modo, cada uno genera una cierta influencia en nosotras y nosotros.

La identidad se construye a lo largo de la vida, debido a la interacción con las personas que nos rodean, pero también por los vínculos que creamos al ser parte de comunidades o grupos más amplios; por ejemplo, somos parte del conjunto de personas que habitan un municipio, también podemos pertenecer a una etnia o un pueblo originario y, además, pertenecemos a una nación.

Todos esos conjuntos de personas forman grupos sociales, ya sean formales e informales o de pertenencia, por lo tanto, todos ellos inciden, en mayor o menor medida, en la identidad. Para conocer algunos ejemplos al respecto, lee con atención las respuestas de Alicia y Matías, en la sección “La voz de la juventud”, en relación con las preguntas: ¿quién soy?, ¿quiénes influyen en mí? Alicia: “¿Qué tal?, me llamo Alicia.

Soy una persona muy alegre, pero a veces un poco introvertida; me gusta mucho convivir con mis amigas y amigos, porque platicamos de cosas que nos interesan. Pienso que quienes han influido en mí son mi mamá, mi papá, mis hermanas y mis tíos. También mi comunidad, porque aquí hablamos mixteco y estoy aprendiendo a escribirlo; además, me gustan las celebraciones como la del día de muertos, para mí es una tradición muy bonita.

Me identifico mucho con las personas que realizan acciones para ayudar a otras personas y con las que protegen el medio ambiente”. Matías: “Yo soy Matías. Me considero alguien muy inquieto, creo que no puedo estar sin hacer algo. Me gusta mucho estudiar; mi mamá me dice que estudie una carrera. Mis pasatiempos son los videojuegos y escuchar música electrónica; conocí este tipo de música por mi hermano.

En las redes sociales mi hermano y yo nos unimos a grupos virtuales donde estamos varios jóvenes de mi comunidad y también quienes son aficionados a los videojuegos”. ¿Qué te parecieron estos testimonios?, ¿de qué manera influyen los distintos grupos sociales que te rodean en tu identidad? Dentro de todos estos rasgos que mencionaron como parte de su identidad, hay aquellos que tienen relación con diversos grupos sociales, como el caso de Alicia, que comenta que pertenece al pueblo originario mixteco y habla la lengua, además que se identifica con grupos de personas que ayudan a otras o que trabajan en favor de la protección del ambiente.

  1. Matías, también refiere algunos grupos sociales como el de su comunidad, donde interactúan jóvenes aficionadas y aficionados a los videojuegos.
  2. A continuación, realiza lo siguiente: Anota tus respuestas a las preguntas ¿Quién soy?, ¿Quiénes han influido en mí?, con ello podrás identificar qué grupos sociales influyen en tu identidad.

En este sentido, es importante que identifiques los grupos sociales que hay en tu entorno y reconozcas qué rasgos de esos grupos has asimilado o adoptado como parte de ti. Esto es muy significativo, porque esas influencias o identificarse como parte de esos grupos te permite configurar, también, una identidad colectiva.

Este tipo de identidad puede darse mediante la pertenencia o identificación a grupos muy específicos, como los grupos de amigas y amigos, los grupos escolares, los deportivos, los artísticos; pero, también puede suscitarse cuando te consideras parte de grupos más amplios, de modo que tienes también una identidad comunitaria, una identidad étnica o una identidad nacional, como el hecho de ser mexicana o mexicano.

Para complementar lo anterior, observa con atención el siguiente video del minuto 04:56 a 06:22.

De dónde soy.

https://youtu.be/2Mn-4amh6Wk Como se explicó en el video, la identidad colectiva es fundamental para sentirse como parte de un grupo, permite forjar la personalidad de cada una y cada uno, al reconocerse como alguien diferente, pero a la vez como integrante de un grupo, ya sea social o cultural.

  1. Por lo tanto, en la identidad personal y colectiva, los grupos sociales tienen un papel preponderante e influyen de manera significativa, porque permiten que las ideas, los intereses y las necesidades de cada una y uno de nosotros, se aglutinen y coincidan con los de las personas que los integran.
  2. De este modo, podemos sentirnos parte de esos grupos o los consideramos como un elemento importante de nuestra identidad, porque coinciden con nuestras ideas, necesidades, intereses, gustos o expectativas.

Además, las distintas manifestaciones o rasgos como los gustos, la lengua, la religión, las tradiciones, etc., juegan un doble papel, ya que permiten entendernos y saber quién somos, esto a nivel individual. Sin embargo, cuando nos damos cuenta de que coincidimos con los rasgos de otras personas y que también son importantes para ellas, entonces esto genera una fuerza, convicción o influencia porque, así como esas manifestaciones son significativas para nosotras y nosotros, lo son también para las y los demás.

En los testimonios que compartieron Alicia y Matías esto es evidente. Por ejemplo, cuando Alicia reconoce que habla la lengua mixteca y está aprendiendo a escribir en esa lengua, es porque está convencida de que ese rasgo es importante, no sólo para ella sino para las personas de su comunidad. O bien, cuando Matías dice que forma parte de un grupo virtual donde participan otras y otros jóvenes de su comunidad, así como de un grupo de personas interesadas en los videojuegos, esto significa que esas y esos integrantes coinciden en cuanto a intereses, expectativas o gustos.

Los grupos sociales son diversos; pero, algunos de los grupos sociales que influyen en la construcción de la identidad son los siguientes: ¿Qué otros grupos sociales hay en tus entornos?, ¿qué rasgos o expresiones compartes con tus grupos de pertenencia u otros grupos sociales? Los diversos grupos sociales, ya sean tus grupos de pertenencia o con los que te identificas, influyen en tu identidad, ya sea por la interacción constante y cercana o simplemente por haber nacido en determinado municipio o alcaldía, estado o país.

Quién soy y cómo he llegado a ser así.

https://youtu.be/AGtoEzwoDfI La identidad la construimos de manera individual, a partir de los rasgos que cada una y cada uno va percibiendo, de los aprendizajes y de las características de quienes te rodean. Las condiciones de los entornos también juegan un papel fundamental; aquí es donde destacan los grupos sociales.

Si en tus entornos hay grupos con rasgos positivos, la construcción de la identidad se ve favorecida y, viceversa, si predominan aspectos negativos, esto también desfavorece que tengas referentes que te guíen de manera asertiva. Por ejemplo, determinados rasgos como la música, la vestimenta o el estilo de vida que aluden a grupos delictivos o que se dedican a actividades ilícitas, desafortunadamente se han convertido en un referente para muchas y muchos jóvenes.

Asimismo, es necesario resaltar que, además de la influencia que tenemos de nuestro entorno inmediato, también recibimos influencia de las expresiones y rasgos que caracterizan a los grupos sociales, en términos amplios, como es la sociedad, tales como el idioma, la nacionalidad y otros más.

México, nación multicultural

https://youtu.be/W2_altut13o Pertenecemos a la sociedad mexicana, la cual puede ser considerada como un gran grupo social que consta de todas las personas que habitan un territorio y que, como parte de la identidad, tienen rasgos que los distinguen como la nacionalidad, hablar el idioma español o alguna de las 68 lenguas indígenas; comparten una historia y un conjunto de tradiciones.

Recapitula. En esta sesión, se explicó cómo influyen los grupos sociales de nuestros entornos en la conformación de la identidad. Se precisó que si bien, los grupos de pertenencia nos aportan elementos para nuestra identidad, también hay grupos sociales a los cuáles no pertenecemos, pero que también generan cierta influencia.

Consulta tu libro de texto para saber más acerca de cómo influyen los grupos sociales en la conformación de la identidad. El Reto de Hoy: Para organizar tus anotaciones, realiza lo siguiente: Elabora un cuadro con dos columnas y seis filas, como el que se muestra a continuación. En el encabezado de la primera columna, escribe “Grupos sociales”, y en el encabezado de la segunda “¿Cómo han influido en mi identidad?” En las filas, escribe algunos de los grupos sociales que consideren que coinciden con tus intereses y expectativas; con los que te identificas o consideras que han influido en tu identidad.

¿Qué elementos influyen en la construcción de la identidad personal?

Compartir – Publicado: Mar, 05/17/2016 – 10:23 Versión: 1.0 Mac: 7.26 MB Windows: 4.92 MB ® Derechos Reservados S.E. Secundaria/Tercero/Formación Cívica y Ética Sinopsis Se entiende por grupo social cualquier cantidad de personas que comparten alguna característica común. En este objeto de aprendizaje, mediante la creación de un avatar, el alumno de Secundaria, reflexionará e identificará los diferentes grupos sociales que lo rodean, además podrá identificar su propia identidad y la concepción que tiene de sí mismo en relación al resto de las personas.

Competencias a desarrollar • Respeto y valoración de la diversidad • Manejo y resolución de conflictos • Sentido de pertenencia a la comunidad, la nación y la humanidad Aprendizajes esperados • Valora la pertenencia a distintos grupos sociales y su influencia en la conformación de su identidad personal.

• Establece formas de comunicación, interacción y negociación que favorecen la solución de las diferencias y la inclusión en los espacios donde participa. Investigación del recurso Aula. Ejes Ética y Ciudadanía. Contenido La identidad personal, su proceso de construcción Elementos que intervienen en la conformación de la identidad personal: género, grupos de pertenencia, tradiciones, costumbres, símbolos, instituciones sociales y políticas.

¿Cómo influye la familia en el aprendizaje según Piaget?

La interacción de niños y niñas con sus padres contribuye a los procesos de aprendizaje y al desarrollo de las habilidades sociales y emocionales. Mediante estas prácticas, los infantes fortalecerán su capacidad de independencia y seguridad (un papel activo en su propio desarrollo, según Piaget).

¿Cómo influye la familia en el manejo de las emociones?

Figura 1. Se representa en forma esquemática la diferenciación de las personas, donde el cuadro son los demás y el círculo es el yo de la persona evaluada. – Como Influye La Familia En La Construccion De La Identidad Como puede observarse en la Figura 1, la persona poco diferenciada se encuentra muy involucrada y por lo tanto dependiente de los demás; su Yo y el de los demás están juntos, intrincados y no se distinguen entre sí. En cambio, la persona que está regularmente diferenciada, tiene intereses con sus seres queridos, pero también tiene otros, no muchos, fuera de la familia y la pareja.

La persona diferenciada, si bien tiene contacto con la familia y la pareja, piensa por sí misma, trabaja en sus propios objetivos y por lo tanto puede ver las cosas de manera poco emocional por lo que tiende a tomar decisiones basadas en la realidad y no en la fantasía. La diferenciación del Yo se caracteriza por la capacidad para distinguir e integrar tanto las emociones como el intelecto: lo que se siente y lo que se piensa.

Individuos óptimamente diferenciados son capaces de sentir y expresar sus emociones, al igual que contener sus impulsos. En las personas pobremente diferenciadas los sentimientos y pensamientos se funden y la persona tiende a reaccionar de forma automática e impulsiva; es decir, en las personas indiferenciadas, el sistema intelectual se pone al servicio del sistema de sentimientos.

Las personas bien diferenciadas son capaces de tomar decisiones bien planeadas, incluso en situaciones estresantes, por lo que su sistema intelectual, si bien está matizado por el sistema de sentimientos, puede prevalecer el pensamiento mientras las personas pobremente diferenciadas tienden a ser menos flexibles, menos adaptables, se presionan fácilmente y son emocionalmente más dependientes que los demás compañeros mejor diferenciados (Williamson, 1981).

Por ejemplo, una persona diferenciada es aquella mujer que está viviendo su proceso de divorcio y en lugar de reaccionar de manera impulsiva demandando a su esposo o poniendo a sus hijos en su contra, decide tomar la situación de manera relativamente más objetiva respetando las decisiones del marido y permitiéndole ver a sus hijos las veces que se pueda (Thompson y Bolger, 1999).

  1. En una familia pobremente diferenciada, la emoción y la subjetividad tienen una fuerte influencia en las relaciones familiares.
  2. Cuando la presión de unión es intensa, impide al niño crecer, pensar, sentir y actuar por él mismo; funciona en reacción hacia los otros.
  3. Un ejemplo de esto es un adolescente rebelde el cual refleja la falta de diferenciación que existe entre él y sus padres.

El rebelde es una persona activamente reactiva cuyo Yo está pobremente desarrollado mientras que sus padres son tan inseguros que responden de forma automática a su conducta. Los valores y creencias de estos jóvenes están formados en oposición a las creencias de los otros, basándose más en reacciones emocionales que pensando puesto que sus creencias usualmente son inconsistentes.

¿Cómo influyen los padres en la vida de sus hijos?

Si alguien nos preguntara sobre algo que nos han trasmitido nuestros padres y que ha sido importante para nosotros en nuestra vida, seguramente señalaremos algo que hemos observado en su conducta de manera repetida. Esto nos habrá influido tanto de manera positiva como negativa, y es muy probable que nos encontremos actuando de forma muy similar ahora como adultos.

  • Cuando un niño nace comienza a ver todo a través de los ojos de sus padres.
  • Mirando a su padre y a su madre irá sacando conclusiones de como funciona el mundo que le rodea y de quien es él.
  • Todos los niños nacen ya con un temperamento que influirá en su carácter, aunque los padres no puedan intervenir sobre la herencia genética si podrán hacer mucho en cuanto a la relación que establezcan con su hijo.

Este vínculo que se desarrollará entre ambos ayudará a moldear el desarrollo emocional del niño. Los padres verán siempre a sus hijos a través de ciertos filtros, en ellos influyen los valores, creencias, normas o conflictos que tengan en su vida. Estos filtros influirán en las expectativas que los padres tengan sobre sus hijos y, estas últimas, muchas veces, están presentes antes incluso de que el niño nazca.

Si hablamos con cualquier madre que está a punto de dar a luz nos encontraremos que ya se ha formado algunas ideas sobre como será su bebé dependiendo de múltiples factores (como se haya encontrado durante el embarazo, si el bebé es niño o niña, como se mueva durante los últimos meses, etc.) Y si esto es así ya antes de nacer, todas las expectativas se incrementarán una vez que el niño ya esté con sus padres.

Cuando el bebé ya ha nacido entra a formar parte de una familia donde cada miembro interactúa con todos los demás, todos influyen, unos sobre otros, por eso el estado emocional del padre o la madre influirá directamente sobre el hijo. También sucede al revés, el temperamento del niño, su estado de ánimo, las horas que duerma al principio, como se alimente y, más adelante, como se comporte influirá directamente en como lo perciban sus padres.

¿Qué trasmiten los padres a sus hijos sin palabras? Mucho antes de que el niño pueda hablar y entender el lenguaje habrá recibido millones de impresiones sobre él mismo y sobre todo lo que tiene cerca. Los padres trasmiten muchas cosas sin necesidad de usar el lenguaje a través de otros canales a los que los niños son especialmente sensibles (movimientos corporales, tono de voz, gestos, miradas, sonrisas).

A través de ellos le están diciendo a su hijo lo que les gusta, lo que es importante para ellos, sus miedos y preocupaciones. Pongamos un ejemplo. Desde que Lucas ha nacido son muchos los momentos que ve a su padre leyendo, cada noche papá le acompaña a la cama y juntos leen alguna historia.

  • El padre nunca le dijo a Lucas lo importante que es para él la lectura, pero Lucas ve en su cara como le gusta y lo que disfruta su padre cada noche contándole historias.
  • Es muy probable que Lucas crezca sintiendo que bajo esos papeles llenos de letras se encuentran cosas muy interesantes.
  • ¿Qué mensajes pueden trasmitir los padres a través del lenguaje? El lenguaje puede ser una poderosa herramienta para expresar al niño qué pensamos y qué sentimos nosotros y para ayudarle a identificar sus propias emociones, así podrá comprender mejor que le pasa en cada momento.

Si cuando nos enfadamos expresamos lo que nos pasa con palabras en vez de tirar cosas o gritando estaremos mostrando al niño una forma de actuar que será la que repetirá en el futuro. Hay que ser muy cuidadosos con las críticas a nuestros hijosGran parte del día lo pasamos hablando.

Qué digamos y cómo lo hagamos será muy importante para nuestros hijos. A veces sería bueno preguntarnos si lo que vamos a decir refleja realmente lo que queremos. Hay que ser muy cuidadosos con las críticas, ya que utilizadas frecuentemente harán que el niño se sienta como aquello que le señalamos. Veamos un ejemplo.

María tiene dificultades en los estudios, suspende algunas asignaturas, su madre le dice casi a diario: “Eres un desastre, nunca aprobarás, no vas a ser nada en la vida”. Si María escucha estos reproches de manera repetida es muy probable que acabe sintiéndose un desastre en los estudios.

  • ¿Cómo influye todo esto en los hijos? En la formación de la identidad: el niño aprenderá a verse a sí mismo tal y como lo ven las personas más importantes para él,
  • En un principio, las figuras más significativas serán sus padres y, a medida que vaya creciendo, las personas con las que se relacione (familiares, profesores, amigos.) irán siendo también importantes para que el niño vaya construyendo la imagen que tendrá de sí mismo.

Cuando el niño es pequeño, uno de sus mayores deseos será parecerse a papá o mamáEn la manera de actuar que el niño tendrá en el futuro: cuando el niño es pequeño, uno de sus mayores deseos será parecerse a papá o mamá. Serán las primeras personas con las que el niño se identifique, por lo que todas las conductas y reacciones de los padres le estarán dando al niño información que más tarde le ayudará a saber cómo ha de reaccionar ante las cosas que le vayan sucediendo.

Esto también le influirá en su posterior relación con los demás, Algunas cosas que ayudan a los padres Revisar las expectativas que como padres tenemos sobre nuestros hijos, a veces podemos exigir ciertas cosas que no se adecuan a la realidad de nuestro hijo, bien por la edad que tenga, por sus gustos o su personalidad.

Ser consecuentes: ¿hacemos lo mismo que decimos? Esto puede parecer fácil en teoría, pero muchas veces nos encontramos exigiendo cosas a los niños que no hacemos nosotros. ¿Cuántas veces nos encontramos diciendo “no grites” cuando minutos antes lo hacíamos nosotros? ¿Decimos lo mismo que sentimos? Lo que sentimos se trasmite por múltiples vías.

  • A veces estamos molestos o enfadados y si nuestro hijo nos pregunta decimos que no nos pasa nada.
  • Esto le muestra al niño una contradicción, por un lado ve por nuestra cara o gestos que algo nos pasa, pero nuestro lenguaje señala que nada.
  • Esto puede confundir al niño.
  • Cuidar el lenguaje con el que hablamos a nuestros hijos, si somos capaces de darle un mayor lugar a expresar lo que nos gusta y ser cuidadosos con las críticas le estaremos ayudando en como se vea a sí mismo en el futuro.

Y como para el niño sus padres serán sus modelos en los que fijarse para saber quien es él y cómo actuar, merecerá la pena parar a observarnos, reflexionar sobre cómo expresamos las emociones (alegría, angustia, miedo, ira, sorpresa.) y pensar sobre nuestro comportamiento, ¿hay algo que nos gustaría cambiar, mejorar, dejar de hacer? Cambiar ciertas cosas no es nada fácil, pero si conseguimos entendernos un poco mejor a nosotros mismos será más fácil comprender mejor a nuestros hijos.

¿Qué tanto influye el entorno familiar y social y educativo en la formación de un joven?

Los adolescentes que viven en un ambiente que estimula la inteligencia muestran mejores habilidades verbales, matemáticas y de razonamiento, Y este entorno no se circunscribe al ámbito escolar: los estudios señalan que cuanto mayor es el nivel educativo y ocupacional de los progenitores, también mayor es el rendimiento de sus hijos.

  1. En este artículo se describe cómo el buen rendimiento se relaciona también con un propicio desarrollo psicológico y, sin embargo, su falta se asocia al desarrollo de problemas cardiacos en la etapa adulta,
  2. Los progenitores juegan un papel fundamental en la creación de un entorno intelectual estimulante para sus descendientes,
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El desarrollo cognitivo de niños y adolescentes no depende solo del ámbito escolar. Uno de los factores más importantes es el nivel educativo y ocupacional de ambos padres, Así lo asegura un estudio llevado a cabo por investigadores españoles de la Facultad de Psicología de la Universidad de Málaga, con la participación de expertos del Instituto Karolinska de Estocolmo (Suecia), el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de Zaragoza, y realizado sobre 2.161 personas de entre 13 y 18 años de las provincias de Granada, Madrid, Murcia, Santander y Zaragoza.

  1. Progenitores con mayor nivel educativo y ocupacional generan un entorno cognitivo estimulante en sus hijos Los voluntarios pasaron pruebas de inteligencia para evaluar sus habilidades verbales, numéricas y de razonamiento.
  2. Por otro lado, también se analizó el nivel educativo e intelectual de sus padres.

Para ello, se clasificaron en tres niveles en función de su ocupación: nivel directivo, trabajadores cualificados, en paro o que se dedicaran a tareas domésticas. Y también se tuvo en cuenta su nivel educativo (educación primaria, educación secundaria o formación profesional o universitaria).

¿Cómo influye la familia en la toma de decisiones de una carrera?

El rol de los padres en la Orientación Vocacional 10 de diciembre 2019 El proceso de orientación vocacional si bien tiene como actor principal al jóven, tiene otros participantes claves como la escuela y la familia. Los padres son los principales encargados de orientar y acompañar a sus hijos en su proyecto de vida, por ello es importante que se involucren en esta etapa de transición que van a pasar sus hijos.

ACOMPAÑAR : motivar e invitar al joven a transitar los pasos del proceso de elección de carrera. Este acompañamiento implica un cambio en el modo de interacción entre padres e hijos. Para esto es importante conocer las necesidades del joven para poder acompañarlo con menos dependencia y más autonomía, dándole lugar a que EVITAR LOS PREJUICIOS Y MANDATOS : se refiere a que los padres no antepongan sus intereses, deseos o lo que ellos creen que es mejor para sus hijos. Es muy probable que aquellos que sigan una carrera familiar por obligación, abandonen tempranamente la carrera.

Es necesario que los padres adopten un ROL SECUNDARIO, Son los estudiantes quienes tienen que aprender a solucionar sus propios problemas y ser protagonistas de sus decisiones. Es necesario que los padres acompañen de manera que el joven se sienta seguro, satisfecho, y apoyado por la decisión que está tomando.

CONFIANZA : es fundamental que los estudiantes se sientan apoyados para poder conversar en libertad sobre sus inquietudes, temores, esperanzas, preocupaciones presentes en la elección de un proyecto de vida. MOTIVAR a sus hijos a que puedan definir propósitos concretos. De esta manera se estará contribuyendo a la construcción del proyecto de vida.

PROMOVER LA BÚSQUEDA DE INFORMACIÓN y de esta manera conocer las opciones educativas y laborales. En esta etapa es necesario que los jóvenes tengan una actitud proactiva, visitar universidades, contactarse con profesionales, contactar un profesional para un proceso de orientación vocacional.

NO PRESIONAR, Es necesario entender que cada joven tiene sus tiempos y que cada proceso es individual y personal. A algunos les lleva más tiempo que a otros y eso no está mal. La etapa de elección vocacional no debería apurar a los jóvenes a tomar una decisión apresurada ni ser una preocupación para ellos y para su familia.

Si bien muchos deciden no intervenir ante la elección vocacional de sus hijos, para no influir sobre ellos; es necesario aclarar que los padres siempre influyen, estimulando y posibilitando aprendizajes y vivencias, proporcionando modelos de identificación.

  • Lo que nunca se puede predecir es cómo se va a dar esa influencia, porque cada persona hace su propia combinatoria con los estímulos de los que dispone, armando así una síntesis personal.
  • El rol de la familia es fundamental, dependiendo el papel adoptado se puede favorecer o no el proceso de elección vocacional.

Es importante que los padres sean conscientes de qué modo pueden acompañar y motivar a sus hijos. En viaedu tenemos un equipo de profesionales dispuestos a acompañar a los jóvenes en este camino. ¡Elegí alguno de nuestros y redescubrite! : El rol de los padres en la Orientación Vocacional

¿Que nos identifica como familia?

Origen – La familia supone por un lado una alianza, el matrimonio, y por el otro una filiación, los hijos. ​ Según expone Claude Lévi-Strauss, la familia tiene su origen en el establecimiento de una alianza entre dos o más grupos de descendencia a través del enlace matrimonial entre dos de sus miembros.

  1. La familia está constituida por los parientes, es decir, aquellas personas que por cuestiones de consanguinidad, afinidad, adopción u otras razones diversas, hayan sido acogidas como miembros de esa colectividad.
  2. Las familias suelen estar constituidas por unos pocos miembros que suelen compartir la misma residencia.

Dependiendo de la naturaleza de las relaciones de parentesco entre sus miembros, una familia puede ser catalogada como familia nuclear o familia extensa, El nacimiento de una familia generalmente ocurre como resultado de la fractura de una anterior o de la unión de miembros procedentes de dos o más familias por medio del establecimiento de alianzas matrimoniales o por otro tipo de acuerdos sancionados por la costumbre o por la ley. En estos casos, la función reproductiva se traslada a los mecanismos de reclutamiento socialmente aceptables —como la adopción —. El reclutamiento de nuevos miembros de una familia garantiza su trascendencia La familia en Occidente se ha debilitado conforme se fortalecen las instituciones especializadas en la educación de los niños más pequeños.

Esto ha sido motivado, entre otras cosas, por la necesidad de incorporación de ambos progenitores en el campo laboral, lo que lleva en algunas ocasiones a delegar esta función en espacios como las guarderías, el sistema de educación preescolar y, finalmente, en la escuela, Sin embargo, este fenómeno no se observa en todas las sociedades; existen aquellas donde la familia sigue siendo el núcleo formativo por excelencia.

Por otra parte, la mera consanguinidad no garantiza el establecimiento automático de los lazos solidarios con los que se suele caracterizar a las familias. Si los lazos familiares fueran equivalentes a los lazos consanguíneos, un niño adoptado nunca podría establecer una relación cordial con sus padres adoptivos, puesto que sus “instintos familiares” le llevarían a rechazarlos y a buscar la protección de los padres biológicos.

¿Qué elementos influyen en la construcción de la identidad de un adolescente?

Factores que ayudan a forjar la identidad –

Grado de maduración alcanzado por el adolescente, No todos lo hacen al mismo tiempo, por lo que no hay unos años concretos en los que todos los jóvenes encuentren quiénes son. Estilos educativos parentales, Nuestra forma de comunicarnos y a los niños va a influir mucho en su forma de ser en el futuro. Así los padres demasiado autoritarios tendrán hijos más dependientes y aquellos sobreprotectores fomentarán la falta de confianza. Contexto sociocultural, Estos son aspectos predeterminados que también influyen en su identidad. Como su nombre y apellidos, la zona geográfica dónde nace, la cultura y el sistema de valores familiares. Necesidad de adaptación social, La identidad del adolescente no sólo se forja a partir de la imagen que tienen de sí mismos (su autoconcepto), ni la que nosotros como padres tenemos de ellos, sino también por cómo les ven los demás, sobre todo sus iguales. Necesitan establecer una identidad personal para poder desarrollar su personalidad y, finalmente, aprender conductas adaptativas para vivir en la sociedad. Crisis personales, sociales o vitales, Estas siempre suponen una oportunidad para el crecimiento personal, el autoconocimiento y por tanto ayudan a forjar el carácter.

¿Cuál es la importancia de la familia en el desarrollo integral de la persona?

Una familia es mucho más que resolver las necesidades básicas de los niños como la alimentación y el vestido, pues tiene una gran incidencia en el desarrollo social y emocional de todos los seres humanos. Allí adquirimos las habilidades necesarias para afrontar la vida de adultos y desarrollar todo nuestro potencial.

¿Qué factores influyen para construir nuestra identidad de género?

Desarrollo de la identidad de género desde una perspectiva psico-socio-cultural: un recorrido conceptual Development of gender role identity in psycho-socio-cultural perspective: a conceptual path Tania Esmeralda Rocha Sánchez 1 Universidad Nacional Autonóma de México, DF RESUMEN La construcción de la identidad de género, es decir, la identidad que recoge los imperativos sobre el ser hombre o mujer, es un proceso complejo que involucra factores biológicos, sociales, culturales y psicológicos.

Existen diferentes modelos que pretende conceptualizar la manera en la cual desde la infancia las personas desarrollan un sentido personal de sí mismo, empero, existen algunas dificultades en torno a la conceptuación de este término y en gran medida dichas aproximaciones sólo enfatizan un aspecto particular del desarrollo de la identidad de género dejando de lado su complejidad y multifactorialidad.

En el presente trabajo tengo como propósito proporcionar un encuadre general de la conceptuación teórica de la identidad de género desde la psicología, así como ofrecer un panorama general sobre los elementos que configuran su desarrollo tanto en lo individual como en lo social haciendo uso de hallazgos relevantes en el contexto de la cultura mexicana.

Palabras clave: Identidad de género; Teoría multifactorial; Cultura mexicana. ABSTRACT Building gender role identity (i.e. such identity that picks the musts of being a man or a woman), is a complex process involving biological, social, cultural and psychosocial factors. There are different theoretical models that try to conceptualize ways people develop a personal sense of themselves since childhood, but there have been difficulties in this conceptualization and in a great way such approaches only emphasize a particular dimension in gender role identity leaving outside its complexity and multifactorial nature.

In this work my purpose is to deliver a general grid of this gender role identity theoretical conception from the psychological perspective, as well as offering a general landscape about the configuring elements of its individual development and its social development using relevant empirical research in the Mexican cultural context.

  • Eywords: Gender role identity; Multifactorial theory; Mexican culture.
  • Conceptuación y Estudio de la Identidad e Identidad de Género desde la Psicología En la literatura psicológica, el sentido personal de ser uno mismo a través del tiempo y, a la vez, poder diferenciarse de los otros, ha sido retomado por diferentes teóricos vinculándolo al término de identidad, aunque su definición no ha resultado del todo clara.

La identidad es en sí misma una especie de dilema en tanto involucra por una parte la idea de singularidad o distintividad, esto es, lo que hace diferente y única a cada persona, pero a su vez refiere la homogeneidad o lo que se comparte con otros y que permite ubicar a la persona como parte de un grupo de referencia.

  1. Cada persona desarrolla un sentido personal de sí misma en función de sus experiencias, de su historia, de sus características y de sus percepciones, así como en función de sus interacciones y de los valores y normas que rigen su cultura.
  2. Debido al dilema que subyace en el concepto de la identidad, algunas veces se confunde la identidad personal con el autoconcepto o la autoestima, en gran medida porque todos estos aspectos hacen referencia al sentido del sí mismo o al “yo”.

Sin embargo, pese a que todos son conceptos relacionados entre sí, existe una importante diferenciación entre ellos. En lo que respecta al autoconcepto es importante decir que éste hace referencia al conjunto de ideas, imágenes, sentimientos y pensamientos que una persona tiene de sí misma.

De acuerdo a Rosenberg (1982) el autoconcepto tiene dos dimensiones o componentes: el elemento cognitivo (que se refiere a los pensamientos) y el evaluativo (que se refiere a los sentimientos). De manera que el autoconcepto es el conjunto de creencias que una persona tiene sobre sí misma y que abarca imagen corporal, valores, habilidades y características, pero a su vez está vinculado con un aspecto afectivo que se relaciona con la autoestima, la cual de acuerdo con Costa y McCrae (1988), refiere los sentimientos positivos o negativos que una persona posee sobre sí misma.

Por su parte, la identidad se refiere a aquellos aspectos o características que permiten diferenciarse de otras personas y a la vez ubicarse como parte de un grupo ante el reconocimiento de rasgos o comportamientos que sirven de referencia. La identidad constituye entonces una construcción personal en tanto involucra el reconocimiento de la singularidad, la unicidad y la exclusividad que permiten a un individuo saberse como único, pero a su vez, es también y de manera muy importante una construcción social, en tanto recoge los atributos que una sociedad emplea para establecer categorías de personas (identidad étnica, identidad de género, identidad nacional, etc.), de manera que una persona puede identificarse con determinado grupo y diferenciarse de otro.

Dicho de forma más simple, cuando se habla de identidad, se habla de la persona pero en su pertenencia a un grupo. Existen muy diversas formas de definir o entender lo qué es la identidad de una persona. Dentro del campo de la Psicología, Erickson (1968) fue uno de los pioneros al hablar de identidad, refiriéndose a ésta como una afirmación que manifiesta la unidad de identidad personal y cultural de un individuo.

Bajo tal perspectiva el desarrollo de la identidad es una tarea larga que inicia en la infancia, adquiere gran importancia en la adolescencia y continúa a lo largo de la vida. Erickson (1968) propuso que la identidad se daba como resultado de tres procesos: biológico, psicológico y social.

Sin embargo, aún cuando su modelo del desarrollo de la identidad fue llamativo y generó controversia en distintos campos, las diversas connotaciones alrededor del término hicieron que este constructo fuese difícil de investigar. Partiendo del sentido personal de continuidad y distinción como factor crucial de la autodefinición, William James (1952) fue uno de los primeros teóricos en considerar estas dimensiones, indicando que una identidad estable se deriva de la sensación de continuidad que la persona experimenta, es decir, el saber que se es de una forma constante, y consistente y de hecho, proponía que una falta de esta sensación de continuidad podía desequilibrar a la persona y alterar su sentido de sí misma.

En la medida en la que una persona experimenta esta continuidad puede diferenciarse del resto. De manera que es necesario incorporar en la conceptuación de la identidad no sólo su conformación personal y social, sino también temporal que plasma la idea de continuidad que tiene una persona a través del tiempo.

  1. Desde la Psicología social, la identidad forma parte de una teoría más amplia que es la del acto social,
  2. La identidad bajo esta perspectiva constituye la dimensión subjetiva de los actores sociales, es decir, como se perciben y definen los individuos desde sí mismos.
  3. De acuerdo con Zavalloni (1973) la identidad tiene que ver con la organización de cada individuo, en torno a las representaciones que tiene de sí mismo y de los grupos a los cuales pertenece.

Cabe aclarar que la identidad hace referencia a un proceso de diferenciación, es decir, las personas y los grupos se autoidentifican en función de su diferencia con respecto a otras personas u otros grupos y a su vez hace referencia a un proceso de integración, que le permite a la persona o al grupo adoptar aquellos aspectos que desde su experiencia o su pertenencia al grupo le permiten identificarse o sentirse parte de éste.

En este mismo sentido, destaca la propuesta realizada por Tajfel (1981), quien a través de sus estudios sobre el prejuicio y la discriminación hace evidente la relevancia de los aspectos sociales y define una identidad social como la conciencia que tienen las personas de pertenecer a un grupo o categoría social, además del valor que se le da a dicha pertenencia.

Bajo esta lógica, las personas pueden otorgar un valor positivo o negativo a la identidad y por tanto pueden tener una identidad positiva o negativa también. Lo más importante es indicar que bajo esta aproximación se toman en cuenta dos elementos, fundamentales en el desarrollo de la identidad, a saber, la relevancia que tiene el compararse con otros y la competencia social.

  • Bajo una postura más sociológica, Parsons (1968) refiere que la identidad es un sistema central de significados de una personalidad individual, que orienta de manera normativa y da sentido a la acción de las personas.
  • Dichos significados no son meras construcciones arbitrarias definidas por el individuo, sino que surgen en relación estrecha con la interiorización de valores, normas y códigos culturales que son generalizados y compartidos por un sistema social.

Esto es, la definición que una persona hace de sí misma no solo deriva de su interacción cotidiana, de cómo se observa y cómo actúa, sino de todos los aspectos que cultural y socialmente internaliza en torno a su yo. La cultura entonces se convierte en otro ingrediente fundamental del desarrollo de una identidad en la medida en la cual el desarrollo de una autodefinición está impregnado de un carácter histórico y social.

De manera que la forma en la cual una persona llega a definirse a sí misma y concibe su propio “yo” no es un situación estática e inamovible y mucho menos universal, sino que está supeditada a las condiciones históricas de un momento determinado y a su vez, a la variabilidad intercultural. Tomando en cuenta las consideraciones anteriores, es posible ahora adentrarse en la conceptuación y desarrollo de una identidad peculiarmente trascendental en la vida de las personas indistintamente de su etnia, clase o credo, una identidad que se forja en el entramado de un cuerpo biológicamente diferente y un conglomerado de valores y significados en torno a éste; la identidad de género.

Tal como la identidad general, la configuración de la identidad de género implica diversas variables y procesos. Conceptuar el constructo de identidad de género no ha sido sencillo, entre otras cosas por la confusión conceptual que acompaña al término género.

De acuerdo con Hawkesworth (1977) este término en principio tiene al menos 25 usos diferentes, algunas ocasiones se utiliza como un atributo o características de los individuos, en otras, como características de las relaciones interpersonales o bien, como un tipo de organización social e incluso una especie de simbolismo o ideología de la sociedad.

De todos estos usos, en algunos se hace evidente la noción de identidad: (a) Sexo: Diferenciación biológica; (b) Sexualidad: prácticas sexuales y conducta erótica; (c) Identidad sexual: designación de un individuo como heterosexual, homosexual, gay, lesbiana, bisexual, transexual o asexual; (d) Identidad de género: sentido psicológico de sí mismo como hombre o como mujer; (e) Rol de género: un conjunto de expectativas culturales específicas acerca de qué es apropiado para un hombre y para una mujer; (f) Identidad de rol de género: grado en el cual una persona aprueba y participa de un conjunto de sentimientos y conductas consideradas como apropiadas para sí mismo en su género constituido culturalmente.

Existe por tanto una conjugación de aspectos en cada una de estas definiciones que lleva a una aparente contradicción asociada con el constructo de género e identidad, ya que históricamente se ha asumido que el sexo biológico de una persona responde a su parte masculina o femenina, y por tanto, cuando se habla de identidad de género, con frecuencia se asume bajo una perspectiva más biológica, que se hace referencia al sentido personal de ser masculino o ser femenino en función de determinantes biológicos (características genéticas, morfológicas, fisiológicas y estructurales).

En una revisión reciente, Trew y Kremer (1998) sugieren que se han realizado varias aproximaciones para el estudio del constructo de género e identidad, las cuales han reflejado que su conformación implica diversas variables simultáneas. De manera general estos autores agrupan en cuatro grandes rubros dichas aproximaciones: (a) aproximaciones multifactoriales, que consideran la identidad de género como una autocategorización en un constructo multifacético que incluye rasgos de personalidad, actitudes y percepciones de sí mismo; (b) aproximaciones esquemáticas que consideran la formación y desarrollo del género como un esquema que permite la categorización del sí mismo; (c) aproximaciones de identidad social que consideran el género como la pertenencia a un grupo social y con una identidad colectiva, y (d) aproximaciones autoconstructivas, las cuales consideran que los autoconceptos de ser hombres y mujeres difieren en contenido, estructura y función.

Estos autores consideran que existe una confusión entre el aspecto social y el aspecto psicológico, ya que para algunos teóricos la identidad se enmarcaría en los significados que son otorgados a hombres y a mujeres, en tanto para otros, la identidad se conformaría a partir del proceso con el cual hombres y mujeres se definen a sí mismos.

Sin embargo, varios autores han hecho aportaciones importantes en la comprensión del constructo, por ejemplo, Money y Ehrdardt (1972) indican que la identidad de género se define como “la igualdad a sí mismo, a la unidad y a la persistencia de la propia individualidad como varón, como mujer o ambivalente”.

  1. Bajo dicha postura, la identidad se refiere a cuanto una persona dice y hace para indicar a los demás o a sí misma, el grado en que es varón o mujer.
  2. Por tanto la relación entre la identidad y el rol de género es muy estrecha debido a que la identidad de género se convierte en última instancia en la experiencia personal del rol de género y éste último constituye la expresión pública de la identidad.

En una visión más integrativa, Rossan (1987) hace referencia a la identidad global, pero en su conceptuación bosqueja la primera noción del género como parte de ésta. Bajo su propuesta, la identidad es definida como “el complejo conjunto, más o menos integrado de actitudes que la persona tiene sobre sí misma”,

  • Está conformada por subidentidades, rasgos generalizados y un sentido de sí mismo (sentimientos o emociones).
  • De acuerdo con la autora, las subidentidades surgen como resultado de los diferentes roles que los individuos juegan en la sociedad.
  • Estas subidentidades cambian a través de los contextos y el periodo de vida, sin negar el sentido de continuidad que emerge de los otros componentes.

Aunado a ello, dichas subidentidades son significativas de acuerdo con la posición específica, es decir, “ser padre” es más significativo que “ser de la clase media”, en la medida en la que el primer rol requiere de la presencia de un hijo o hija, con quien se interactúa.

  • El segundo componente se refiere a los rasgos, es decir, las características del individuo que están asociadas con un rol específico, pero que son comunes en sus múltiples roles.
  • Finalmente, el tercer elemento se refiere a la parte más profunda de la identidad, un sentido de sí mismo, que se traduce en los sentimientos y emociones asociadas a estos roles y características.

Cada aspecto incluye tres categorías: (a) nombres (Carlos, Papá, “Pepe”) que acentúen la unicidad; (b) rasgos o cualidades y competencias (ser prudente, sincero, grosero, etc.) e (c) imagen corporal (soy gordo, siempre estoy cansado, etc.). Bajo esta conceptuación, una de las sub-identidades básicas de la cual está compuesta la identidad global es la que se deriva del hecho de ser hombre o de ser mujer.

  • Esto es, las personas están conscientes de sí mismas en términos de pertenecer a uno u otro sexo y esta pertenencia se convierte en la base de una identidad de género.
  • En las últimas décadas ha cobrado énfasis en la psicología la visión multifactorial de la identidad de género, postura bajo la cual se hace alusión a la relevancia de factores interpersonales que influyen en el desarrollo de ésta (p.e.

Spence, 1993). Dentro de las teorías multifactoriales, la identidad de género se refiere al sentido individual básico de ser hombre o ser mujer, implicando como refiere Spence (1993) una conciencia y aceptación del sexo biológico. Asimismo, la identidad de las personas hace referencia al conjunto de sentimientos, fantasías y pensamientos, materializados a través de las conductas y actitudes correspondientes, que tarde o temprano se consolidan en rasgos o estilos de personalidad y que se manifiestan en los roles a desempeñar como hombre o como mujer, dentro de la sociedad particular.

Otra postura que prevalece en la cosmovisión actual de la identidad de género, es la que alude a dicho constructo no como un hecho dado, sino más bien como un proceso inconcluso y sujeto a múltiples y diversas influencias que ejercen los diferentes marcos de acción dentro de los cuales las personas se desenvuelven (p.e.

Ali, 2003; Baxter, 2002; Dillabough, 2001). Finalmente, la identidad de género se apoya de manera inicial en la percepción de un dimorfismo sexual (diferencias anatómicas y fisiológicas) y posteriormente, y de manera fundamental, en el ejercicio reflexivo que se da dentro de un espacio y sociedad determinada.

Pero ¿qué factores se involucran en el desarrollo de una identidad como hombre o como mujer? Desarrollo de la Identidad de Género Bajo Diferentes Paradigmas Psicológicos La investigación psicológica ha tratado de explorar tanto los mecanismos como los factores por los cuales se da origen al desarrollo de una identidad de género, empero, esta tarea es relativamente reciente.

Prácticamente, en los últimos treinta años, muchas corrientes de la Psicología: psicoanalíticas, conductuales y cognoscitivas (Chodorow, 1978; Gilligan, 1982; Martin & Halverson, 1981; Mischel, 1973) han hecho insistencia en el proceso de socialización familiar como uno de los aspectos básicos en la generación de la percepción diferencial entre los géneros e incluso del trato diferencial y la desigualdad que acompaña a hombres y a mujeres.

La socialización supone la inscripción del individuo en el mundo social a través de la asunción de ciertos roles, características y comportamientos, ligados a las funciones tradicionales valoradas como inherentes a su naturaleza sexual. De esta manera, el escenario se organiza sobre una serie de reglas que delimitan el comportamiento y caracterización de hombres y mujeres reflejándose en el trato diferencial que los padres y las madres dirigen hacia sus hijos e hijas en relación con su propio sexo, el sexo de sus hijos y otras características involucradas con el género como es la identidad (Fernández, 1996; Rocha, 2004).

Bajo la idea de la socialización como uno de los mecanismos básicos para el desarrollo de una identidad, encontramos diversas explicaciones teóricas que dan cuenta de este hecho. Perspectiva Psicodinámica, La postura psicodinámica representada por Freud (1957) enfatiza el impacto de la dinámica familiar en el desarrollo de la identidad genérica del individuo.

Bajo esta visión, particularmente dentro de la teoría de las relaciones objetales, las interacciones que se establecen entre el infante y el cuidador primario, determinan las primeras bases de la identidad de los individuos, influyendo en la manera cómo se perciben a sí mismos y entienden su interacción con otros.

Durante la infancia, el niño o la niña incorpora en sí mismo la visión y características del cuidador, adquiriendo no sólo roles, sino también estableciendo las bases para la estructura psíquica. La crianza de estos niños parte generalmente de una madre o padre “estereotipado”, quien establece relaciones diferenciales hacia los hijos y las hijas, por lo cual en ellos se desarrollan diferentes patrones y características, dependiendo por supuesto del tipo de relación.

El proceso de identificación transcurre de manera diferente para niñas y para niños, las niñas encuentran similitudes físicas y psicológicas con sus madres lo que lleva a que desarrollen, desde temprana edad, una identidad en la cual van internalizando parte de la madre en ellas mismas. En el caso de los niños el proceso es diferente, pues como sugiere Surrey (1983) mientras que las niñas definen su identidad dentro de una relación, los niños lo hacen fuera de ésta, es decir, el proceso parte del mismo punto, pero no puede llevarse a cabo una identificación plena en tanto no comparten el mismo sexo que la madre.

De acuerdo con la postura psicodinámica convencional, la identificación del niño con el padre se realizaría por temor y la de la niña por amor. Algunos teóricos (Chodorow, 1978; Surrey, 1983) sugieren que los hombres presentan un reconocimiento primario de la diferencia física entre ellos y sus madres.

Y de hecho, las madres enfatizan esta diferencia y se refleja en la interacción, ya que ellas suelen motivar y reforzar la independencia en los hijos e interactúan de manera menos cercana con ellos, conversan temáticas más impersonales y fomentan la autonomía en edades más tempranas. Bajo esta visión, los niños desarrollan su identidad diferenciando su “yo” de sus madres.

En versiones más actualizadas sobre la postura psicodinámica y el desarrollo de la identidad de género, destaca el trabajo de Wood (1997) quien indica que los niños llegan a rechazar o negar a sus madres con el propósito de definirse, y de acuerdo con la autora, este proceso es enfatizado en algunas culturas, dentro de los ritos que presentan los adolescentes y posteriormente hay un rechazo al mundo femenino en general.

  • La separación para lograr una identidad se refleja en la tendencia masculina a definirse de manera separada de los demás.
  • El impacto de las relaciones tempranas en el desarrollo de la identidad es sólo el inicio de un amplio proceso de socialización que se transforma y crece a través de toda la vida en interacción con los otros y en el continuo monitoreo del propio ser.

De esta manera como refiere Wood (1997) conforme los niños crecen como hombres, elaboran una identidad primaria forjada en la infancia, definiendo sus valores y vidas en términos de independencia, en tanto las niñas al crecer como mujeres elaboran su identidad en conexión con los otros, forjando sus valores y sus vidas en términos de las relaciones interpersonales.

Las ideas que se tienen ahora del proceso de identificación difieren muchos de las de Freud (Grinder, 1998). En general, las propuestas se encaminan a reconocer la importancia del conocimiento, la motivación y disposición para identificarse con alguien y aprender un rol, dicho de otra forma, parece involucrar tanto un proceso de aprendizaje como un papel mucho más activo por parte de quien se identifica.

Perspectiva del Aprendizaje y el Aprendizaje Social, Algunas teorías psicológicas centran su atención en el papel que juega la comunicación en el desarrollo cognitivo y el aprendizaje de los individuos como base fundamental para el desarrollo de la identidad de género.

Dentro de estas teorías se encuentra la teoría del aprendizaje social, desarrollada por Bandura y Walters (1963), Lynn (1965) y Mischel (1966). Esta postura teórica señala que los individuos aprenden a ser masculinos o femeninos a través de la comunicación y la observación, entre otras cosas, los niños observan a los que interactúan con ellos y los imitan, observan a sus padres, a sus amigos, la televisión y otros que están alrededor de ellos.

Además, no es el sexo biológico la base de la diferenciación entre hombres y mujeres, sino el proceso de aprendizaje que se da entre los individuos. Por lo tanto es el proceso de interacción entre los adultos y los niños el que permite que éstos últimos adquieran y desarrollen los comportamientos y características que son asociados a la masculinidad y a la feminidad, y conforme crecen, continúan imitando aquellas conductas que dan pauta a una comunicación e intercambio efectivo con los otros.

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Los padres juegan un papel muy importante, ya que de acuerdo con algunos autores (Beckwith, 1972; Cherry & Lewis, 1978), desde el inicio son ellos quienes enfatizan las habilidades sociales necesarias en las niñas y las habilidades físicas necesarias en los niños, generando un trato diferencial hacia estos.

Dicho proceso de reforzamiento continuará a lo largo de la vida a través de mensajes que fortalecen la feminidad en las mujeres y la masculinidad en los hombres. A este respecto vale la pena indicar que en los últimos 20 años, la investigación psicológica se ha abocado al impacto que tiene el trato diferencial hacia niños y niñas para el desarrollo de la identidad, los hallazgos han sido trascendentales.

De hecho, para autores como Bussey y Bandura (1992) los comportamientos que de manera diferente dirigen los padres y las madres hacia sus hijos e hijas, en función exclusivamente del sexo de éstos, resulta uno de los factores explicativos más importantes alrededor de cómo se adquieren y mantienen las conductas acordes a la identidad de género.

En un breve repaso de las áreas más importantes en las que se refleja el trato diferencial hacia niños y niñas por parte de padres y madres, Bussey y Bandura (1992) detectan que en Norte América una de las áreas principales que presentan una clara diferenciación es en la de la tipificación, es decir, que los padres y las madres favorecen en sus hijos e hijas el desarrollo de actividades estereotipadas genéricamente.

De hecho, sugieren que los padres (varones) pueden llegar a tener un efecto más grande que las madres en el comportamiento diferencial hacia los hijos e hijas. Dentro de las áreas en las cuales se producen los mayores niveles de trato diferencial destacan aquellas vinculadas directamente a la tipificación social del género, la de la disciplina y la de expresión de afecto (ver Lytton & Romney, 1991).

Asimismo estudios clásicos dentro del área (p.e. Fagot & Kavanagh, 1993; Smith & Daglish, 1977; Snow, Jacklin, & Maccoby, 1983), indican que en general existe un ejercicio de mayor presión sobre la conducta de los niños varones que sobre las niñas, esto es que existe un mayor control sobre los hijos que sobre las hijas.

  1. Aunado a ello, las mamás y papás muestran más reacciones negativas hacia los hijos del mismo sexo y son más permisivos (as) con los del sexo contrario (Noller, 1978).
  2. En términos de la interacción, se observa que en el núcleo familiar se produce un mayor número de interacciones con las hijas en comparación con los hijos e incluso, madres y padres tienen un mayor acercamiento hacia las hijas que hacia los hijos (Noller, 1978).

También se observa que los padres varones suelen ser más dominantes, autoritarios y proporcionan mayor nivel de instrucción cuando se encuentran con un niño, mientras que hacia las niñas muestran menos atención, hay mayor frecuencia de precauciones, opiniones y propuestas (p.e.

Bronstein, 1984). En el caso de las madres, éstas dirigen más afirmaciones de apoyo hacia las niñas y más afirmaciones de autoafirmación hacia los niños. Prácticamente los niños son percibidos como que necesitan recibir más motivación para ser independientes en tanto las niñas son percibidas en el sentido que necesitan mayor apoyo verbal, cercanía y dependencia (Leaper, 2000; Leaper, Anderson, & Sanders, 1998).

Todos estos hallazgos han sido corroborados en un estudio realizado con población mexicana al analizar la interacción de padres y madres con hijos e hijas en diferentes situaciones de juego (Rocha, 2004). Finalmente, dentro las áreas de trato diferencial destaca el favorecimiento del juego tipificado encaminado a fomentar una identidad de género, ya que los patrones observados en las investigaciones indican que las madres suelen permitir más frecuentemente que las hijas jueguen con juguetes o en actividades “equivocadas” (en términos de su rol e identidad) y a la vez que los padres suelen reprender más a las niñas que a los niños por tocar los objetos “equivocados”, por ejemplo: correr o saltar (Langlois & Downs, 1980).

En conjunto, padres y madres socializan a los hijos e hijas no sólo a través del reforzamiento o castigo de ciertos patrones conductuales y características, sino también y de manera importante a través de la convivencia cotidiana. A este respecto en un estudio previo (Rocha, 2004) se encontró que un factor mediador entre la demanda de las situaciones tipificadas y las características individuales de los niños y las niñas, es justamente el tipo de rasgos y estereotipos vinculados al rol de género que poseen padres y madres.

De manera que como sugiere el interaccionismo simbólico, la identidad surge en el proceso de las relaciones sociales, en el cual se da un intercambio entre las respuestas que las otras personas ofrecen al comportamiento propio, así como los efectos que el comportamiento propio tiene en la conducta de los demás.

Perspectiva Cognitiva, Existe otro grupo importante de teorías que se abocan en la importancia del desarrollo cognoscitivo, enfatizando que en el proceso de adquisición y desarrollo de una identidad de género, la persona no juega un papel pasivo, como parecería lo deja entredicho la teoría anterior, por el contrario, el niño o la niña asumen un rol activo en el desarrollo de su propia identidad.

De acuerdo con Wood (1997) los niños utilizan a los demás para definir su persona, pues tienen un enorme deseo de ser tan competentes como el resto, lo cual implica conocer la manera cómo se desempeñan cada uno dentro de la sociedad. Dentro de los teóricos que se han adentrado en este campo encontramos a Gilligan (1982) y Piaget (1965) quienes han ofrecido modelos de cómo los niños desarrollan una visión genérica de ellos mismos y de sus relaciones.

Bajo tales posturas el niño o la niña reconoce su género y actúa con respecto a éste: (a) diferenciando los géneros; (b) asociando los comportamientos familiares y culturales que le son transmitidos; (c) reconociendo su propio género; actuando en función de ello. Implicado en el proceso de internalización e identificación de los comportamientos y valores asociados al propio género aparece el lenguaje.

Tal como Wood (1997) propone, la comunicación constituye una de las vías a través de las cuales los niños aprenden a discriminar entre lo que es apropiado y lo que no, atravesando por distintas etapas para desarrollar su identidad de género. Desde el primer año hasta los 2 o 2 años y medio, buscan etiquetas que otros usan y que a ellos les permiten describirse (p.e.

  • ¡niño!, ¡niña!, etc.) después empieza un estado activo de imitación, en el cual los niños aprenden a usar su rudimentario entendimiento del género para jugar ciertos papeles y entablar una comunicación y una serie de conductas que piensan van de acuerdo a las etiquetas que han recibido y aprendido.
  • A la edad de 3 años como lo menciona Campbell (1993) los niños desarrollan una constancia de género, es decir hay cierta comprensión por parte de los niños de que el género es relativamente permanente, de manera que tanto niños como niñas saben que el pertenecer al sexo femenino/ masculino o ser niñas/niños (biológicamente hablando), no puede variar.

Por lo tanto, desarrollan una motivación interna muy grande por adquirir las características necesarias que les permitan ser competentes entre el sexo que les corresponde. Buscan identificar las conductas y actitudes de los otros “masculinos” o “femeninos” para representarlas ellos mismos.

  1. Bajo dicha lógica la figura del modelo como tal se vuelve importante en esta transmisión de información acerca de ese género.
  2. Finalmente es en la interacción con los padres y las madres, que los niños y las niñas moldean su comportamiento y características de acuerdo a los aspectos que culturalmente son valorados, enseñados y reforzados.

Posteriormente su búsqueda será permanente y activa a lo largo de la vida. Sin embargo, lejos de lo que durante mucho tiempo se asumió, la socialización no solamente tienen cabida en la infancia, en realidad, los seres humanos enfrentan una socialización permanente y dinámica, cuyos objetivos fundamentales siguen siendo los mismos a través de toda la vida: homogeneizar y diferenciar.

Homogeneizar en tanto se pretende que la persona desarrolle y ejecute las características que le permitirán ubicarse dentro de un grupo determinado, y diferenciar, bajo el propósito de establecer la línea divisoria entre las características y rasgos que configuran a una persona (grupo) en relación a otra (grupo).

La Teoría Multifactorial de la Identidad de Género, Finalmente una perspectiva teórica que ha sido acogida en las últimas décadas es la que deja entrever la complejidad y multifactorialidad de la identidad de género como un constructo psicológico. Hacia la década de los setenta surge una tendencia por explicar lo que podría englobarse bajo la denominación general de la tipificación sexual o de género.

Dentro de tales aportaciones destaca la propuesta realizada por Block (1973) quien elabora un marco integrador de seis etapas, que van desde las vagas nociones de lo que puede significar la identidad de género durante la infancia, hasta las que suponen la idea estructurada de un rol que encaja con el concepto de androginia psicológica propuesto por Bem (1974).

Este concepto, hace alusión a la posibilidad de poseer al mismo tiempo características socialmente vinculadas a la feminidad y a la masculinidad lo cual rompe la visión de estas dimensiones como polos opuestos y excluyentes. En esta misma lógica, Pleck (1975) propone tres fases en el proceso de identificación genérica, estableciendo una primer fase caracterizada por la confusión del propio género, una segunda fase en las que los individuos muestran una aceptación de los parámetros sociales en tanto reglas y normas relacionados con cada sexo y finalmente, una tercera fase, centrada nuevamente en el concepto de androginia (Bem, 1974).

En la década de los ochenta, bajo el modelo del procesamiento de la información, algunos autores (Martin & Halverson, 1981; Martin, Wood, & Little, 1990) sugieren que la formación de los estereotipos “sexuales” es el mecanismo principal de lograr la identificación de cada individuo con un grupo determinado, formando parte cotidiana del desarrollo cognitivo de los individuos.

Dentro de dicho planteamiento, aparece el concepto de “esquema” como una forma de explicar la manera en la cual toda esta información es almacenada y utilizada en el cerebro. Bajo tal perspectiva, Bem (1981) desarrolló la “teoría del esquema de género”, en la cual alude que las personas no sólo difieren en términos de las características referidas a los aspectos deseables e indeseables en cada sexo (lo masculino y lo femenino), sino también en cuanto al tipo de estructuras cognoscitivas encargadas de codificar y procesar la información proveniente de la realidad de género.

De esta manera, las personas que más rasgos socialmente deseables y congruentes a su sexo biológico poseen, es más factible que tengan un esquema mental rígido en tanto aquellas personas que no poseen rasgos estereotipados (indiferenciados) o bien tienen una mezcla tanto de lo femenino como de lo masculino (androginia) serán menos esquemáticas.

De acuerdo con la autora, la androginia favorecería una mayor salud mental. A este respecto vale la pena mencionar que en México, Díaz-Loving, Rocha y Rivera (2007) realizaron un estudio en el que evaluaron el impacto de diferentes combinaciones de rasgos masculinos y femeninos en relación con diversos indicadores de salud mental, detectando que efectivamente la androginia constituye un mejor predictor de salud en relación a variables como depresión, ansiedad, soledad, trastorno de personalidad antisocial y disforia entre otros.

No obstante, es necesario destacar que lo anterior es válido en la medida en la cual se hace referencia a una androginia positiva, esto es, cuando las personas incorporan como parte de su identidad de género, rasgos positivos de lo que socialmente se ha establecido como masculino y femenino, pues también puede existir una androginia negativa que recoge los lados oscuros de ambas dimensiones.

Hacia los años noventa surge una propuesta multifactorial como tal, en la que se arguye la pertinencia de un enfoque teórico que relacione los autoconceptos de masculinidad y feminidad con la identidad de género, tal teoría fue elaborada por Spence (1993) quien señala que en la medida que la identidad personal se hace consciente, necesita del ropaje de la masculinidad y la feminidad, pues dichos aspectos enfatizan aquello que socialmente se establece como pertinente y perteneciente a cada sexo.

La identidad de género es vista como un constructo multifactorial en tanto obedece a múltiples variables a través de los individuos y las culturas. Implica un proceso de socialización continuo y permanente a través de la vida, en el cual se internalizan los estereotipos y los roles asignados socialmente a hombres y a mujeres, traduciéndose en la ejecución de un comportamiento diferencial y en la posesión de características diferentes.

De manera general, la identidad implicaría algo más que la posesión de características diferenciales, incorporaría aspectos comportamentales, elementos cognitivos y motivacionales que en conjunto darían significado al sentido de sí mismo de cada persona en el contexto de una cultura dada.

En México, Rocha (2004) realizó un estudio con hombres y mujeres adultos para corroborar de manera empírica la propuesta teórica multifactorial desarrollando un inventario culturalmente sensible ( Inventario Multifactorial de Género, Rocha, 2004) integrado por cuatro variables fundamentales de la identidad de género (roles, rasgos de masculinidadfeminidad, estereotipos de género y actitudes hacia el rol de género) y explorando su interconexión.

De manera sucinta puede rescatarse que dicho estudio hizo evidente la manera en la que se configuran diferentes conductas, cogniciones, motivaciones y rasgos para dar lugar a variadas formas de identificación de género, encontrando que no sólo en cuanto a rasgos, sino en términos de identidades las personas pueden ser más ó menos andróginas, positivas ó negativas, estereotipadas ó no estereotipadas en cuanto al tipo de rasgos y comportamientos que se atribuyen.

Aunado a ello, se detectó la interdependencia que guardan todos estos componentes para dar lugar al sentido de congruencia y continuidad de las personas, aspecto fundamental en el proceso de identidad. Lo anterior, en tanto se observó la predominante consonancia entre el tipo de rasgos, conductas, motivaciones y cogniciones que las personas poseían más que en función del sexo biológico, en función de su propia autodefinición.

Y finalmente se hizo evidente la relevancia del momento histórico y social, ya que tras realizar los procedimientos de validación de las escalas, las dimensiones o factores que fueron derivados de cada una y las puntuaciones obtenidas en las mismas por hombres y mujeres, hicieron énfasis en lo que otros investigadores han mencionado sobre la transición y el cambio en cuanto a la identidad de los hombres y las mujeres en el contexto de la cultura mexicana (Díaz-Guerrero, 2003; Díaz-Loving, Rivera, & Sánchez, 2001; Valdez, Díaz-Loving, & Pérez-Bada, 2005) y en diferentes culturas (p.e.

  1. Barbera & Moltó, 1994; Burín & Meler, 1998; Diekman & Eagly, 1999; Fernández, 1996).
  2. Lo anterior tiene una relevancia vital en términos de comprender que el determinismo biológico no es suficiente para hablar del desarrollo de una identidad de género en las personas, pues en gran medida los estereotipos que matizan dichas identidades varían de cultura a cultura y, dentro de cada cultura, están sujetos a las transformaciones sociales.

De esta forma, cuando se habla del desarrollo de una identidad genérica, no sólo debe pensarse en el proceso de socialización como eje fundamental de dicha identidad, sino también en otra serie de procesos que se vinculan directamente con la cultura.

Uno de estos procesos que resulta fundamental en la adquisición de los estereotipos de género por parte de las personas es lo que se conoce como endoculturación, esto es, el proceso a partir del cual la gente absorbe la información sin darse cuenta por medio del lenguaje y otros símbolos. Tal como lo señaló Díaz-Guerrero (1972), el lenguaje y los símbolos que se congregan en los mitos, los refranes y el bagaje cotidiano – reflejo de la cultura – son cruciales en la conformación de las normas y reglas que rigen el comportamiento humano.

Sin embargo, pese a que la socialización y la endoculturación son dos vías fundamentales para transmitir la información que configura las identidades de género, existen otros factores fundamentales. Desde hace dos décadas, la psicología se ha interesado en los determinantes actitudinales de los comportamientos diferenciales entre hombres y mujeres (Deaux & Lewis, 1984; Sutherland & Veroff, 1985).

  1. Algunas pautas importantes han sido señaladas en relación con la permanencia de estereotipos y comportamientos estereotipados.
  2. A saber, la variable sexo tiene un impacto importante en relación con el grado de estereotipamiento y comportamiento estereotipado que presentan las personas, ya que en términos generales los hombres suelen tener una visión más estereotipada que las mujeres, incluso el estereotipo masculino es mucho más rígido que el femenino (Fernández, 1996).

Lo anterior no es resultado de la biología, sino como lo refieren Burín y Meler (1998) resultado de la presión social que resulta diferencial para ambos géneros. Aunado a lo anterior, la edad resulta otro factor crucial, no como marcador biológico, sino como marcador social.

De acuerdo con varios autores (Fernández, 1996; Galambos, Almeida, & Petersen, 1990; Ussher, 1991) es en función del ciclo vital, que los roles y estereotipos de género tradicionales parecen sufrir modificaciones importantes, lo que repercute directamente en el tipo de identidad de género que desarrollan las personas.

En términos generales, conforme las personas avanzan en edad parecen volverse más flexibles en los roles que juegan, y las convicciones estereotipadas que tienen alrededor de los hombres y de las mujeres decrementan. Lo anterior se explica entre otras razones por las implicaciones sociales que se enfrentan al tener cierta edad; así cuando una mujer enfrenta cambios drásticos como la menopausia y cambios sociales que coinciden con ésta (Ussher, 1991) por ejemplo la independencia de los hijos (“nido vacío”), pueden implicar una transformación en el rol de la mujer como madre y cuidadora del hogar, lo que lleva a una revaloración de su identidad.

Existen además, otras consideraciones en torno al desarrollo de la identidad de género. De acuerdo con Rossan (1987) hay un conjunto de variables que impactan la manifestación de determinada identidad. En primer lugar hace referencia a las expectativas, indicando que una persona en relación con otra, puede evaluar de manera diferente el mismo conjunto de comportamientos y características, dando prioridad a un tipo de identidad.

Una siguiente variable es la de la comparación social, Como lo han indicado otros autores (p.e. Festinger, 1954; Rosenberg, 1982) el comparar nuestra conducta con la de otros puede generar modificaciones importantes en la misma. Por ejemplo, si una persona observa que un compañero de trabajo es empático, externa sus sentimientos, comparte la emoción de otros, etc., y esto promueve que todos se lleven bien con tal colega, la persona que evalúa tal situación puede comparar su conducta con dicho parámetro y evaluar qué es más benéfico.

  1. De esta manera, la identidad de género que desarrollan las personas puede verse editada en función de la comparación y evaluación de los costos y beneficios que se obtienen al poseer rasgos determinados y ejecutar conductas específicas.
  2. Seguidamente, una tercera variable que resulta importante, es la interpretación personal de los propios cambios físicos y fisiológicos que ocurren a través de diferentes momentos de la vida.

Lo anterior en términos de que dichos cambios pueden tener diferentes significados acotados por el entorno sociocultural. Dependiendo del contexto, los significados y consecuencias de determinados rasgos y comportamientos pueden ser positivos o negativos, por lo que la cultura se vincula directamente con esta interpretación y evaluación.

Por último, debe tomarse en consideración la influencia que tienen variables como la raza, el nivel educativo, el nivel socio-económico, la participación en la fuerza laboral, etc., pues se han detectado cambios importantes en la identidad de género de las personas en función de estas variables (p.e.

Barbera, 1991; García & Oliveira, 1994; Katz, 1986). En resumen el desarrollo de la identidad de género es un proceso complejo, dinámico y multifactorial, que involucra no una, sino múltiples variables tanto culturales, sociales e individuales. En gran medida, la socialización y la endoculturación juegan un papel muy importante pero no son los únicos factores que intervienen.

La identidad no es una tarea de la infancia sino un proceso continuo y permanente, sujeto a los cambios que observamos en los otros, a los contextos sociales, a las experiencias individuales y por supuesto vinculadas también a los costos y ganancias que se desprenden de ésta. Referencias Ali, S. (2003).

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  1. Received 30/11/2008 Accepted 12/02/2009 Tania Esmeralda Rocha Sánchez,
  2. Profesora de tiempo completo en la Facultad de Psicología en la Universidad Nacional Autonóma de México.
  3. Investigadora Nivel I en el Sistema Nacional de Investigadores.
  4. Especialista en Estudios de Género.1 Dirección: Universidad Nacional Autonóma de México, Col.

Copilco- Universidad, C.P.04510, Facultad de Psicología, Av. Universidad, 3004, Edificio C, cubículo 28, México, DF. E-mail: [email protected]

¿Qué es la identidad de género en la familia?

LA IDENTIDAD DE GÉNERO DE PADRES Y MADRES DOCENTES

  • LA IDENTIDAD DE GÉNERO DE PADRES Y MADRES DOCENTES.
  • Celia Luévanos Aguirre*
  • La identidad de género se define como el proceso a través del cual se incorporan, cuestionan y/o manifiestan deseos, percepciones, valoraciones, actitudes y acciones respecto a los procesos y productos (económicos, políticos, sociales y culturales) de una sociedad dada, pertenecientes y -en contrapartida- excluyentes para el género femenino y para el masculino, o para las terceras clasificaciones.

En este trabajo se tratan las diferencias de género desde una perspectiva sociocultural enfocada a los procesos de socialización familiar y escolar a través de las historias de vida de padres y madres de familia que son docentes de educación primaria, lo cual los sitúa en un papel estratégico y protagonista en dichos procesos de socialización de niños, niñas y adolescentes.

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Esta perspectiva se centra en las valoraciones que los sujetos, las instituciones y las sociedades promueven, asumen, reproducen o transforman acerca de los procesos y productos sociales, específicamente en este caso, los que se refieren a la construcción de la identidad de género y a las relaciones entre ellos.

En este estudio de casos (siete mujeres y cinco hombres) —los cuales se caracterizan por ser pocos numéricamente, pero significativos por su posicionamiento social y por la profundidad en su análisis—, se toma en consideración sólo la visión de uno de los actores del proceso de socialización: padre o madre de familia y profesor o profesora de educación primaria; pero aun con esta limitación, resulta significativo su estudio, dado que tanto en la familia como en la escuela sostienen un papel fundamental con sus opiniones, actitudes, acciones y omisiones en torno a la construcción de la identidad de género.

Proceso donde cada historia personal no es individual sino social y en cada estructura social objetiva se entrelazan múltiples subjetividades que la generaron. El género en la familia y en la escuela La identidad de género se incorpora y se manifiesta en las situaciones cotidianas familiares y escolares: tareas asignadas y asumidas donde sobresalen para la mujer las relacionadas con las labores domésticas y el cuidado de los hijos, y para los hombres las que suponen mayor esfuerzo físico, como arreglos mecánicos, reparaciones a la casa, así como las que se realizan fuera del hogar, por ejemplo pagos y provisiones.

Sin embargo, también existen muchas actividades y ámbitos compartidos, como salir de compras, transportar a los hijos, y sobre todo realizar un trabajo remunerado. Podemos afirmar que, por lo menos en los casos estudiados, es completamente asumido por mujeres y hombres la necesidad o conveniencia de que ambos trabajen, incluso en los casos en que ello no sucede se espera que en el futuro se realice.

  • Asimismo, todos los hombres colaboran en mayor o menor medida en algunas de las labores domésticas y en el cuidado de los hijos, aun cuando las esposas no trabajen fuera del hogar.
  • Los integrantes de estas familias tienen sus principales y casi exclusivas relaciones sociales entre ellos mismos.
  • El cónyuge y los hijos son el centro de las expectativas, deseos, frustraciones, desde los cuales se vive el presente y se proyecta el futuro; son casi inexistentes otros ámbitos y sujetos de interacción que pudiesen servir como catalizadores de los conflictos internos y externos de los padres-docentes.

Cabe preguntarnos si como gremio magisterial pudiesen implementarse espacios de identificación personal y profesional, y aun de atención a casos especiales que demandan apoyo (la mayoría de los entrevistados, tanto hombres como mujeres, al ahondar en sus relaciones pensaron en esta posibilidad).

  1. Ello seguramente contribuiría a mejorar las relaciones familiares y escolares, particularmente respecto a la convivencia ínter-géneros.
  2. Todos los hombres ingresaron al magisterio por su situación económica poco solvente, o como carrera intermedia para acceder a otra; ya en la práctica le encuentran aspectos positivos que les ha propiciado continuar en ella y tenerle aprecio, pero a la vez, y sobre todo a partir de sus estudios de licenciatura en educación, han sentido ese espacio muy importante en cuanto a su función pero muy limitado para desarrollar sus proyectos personales y profesionales.

En las mujeres también influye la situación económica, pero desde que ingresaron le ven varias ventajas, como tener más tiempo para el cuidado de los hijos, poder estar con ellos en la misma escuela, fines de semana, vacaciones, etc., contar con las licencias de maternidad, entre otras relacionadas con su familia.

En el hogar el hombre ayuda a la mujer; en el trabajo —ingreso económico— la mujer ayuda al hombre. La mayoría de las mujeres desean liberarse de cargas de trabajo para dedicarse más al hogar, mientras los hombres desean cambiar de trabajo para tener otro mejor remunerado y de mejor prestigio social.

Tanto en hombres como en mujeres sigue prevaleciendo la idea de que los juguetes, juegos y oficios más adecuados para el hombre son los que se relacionan más con una interacción con el mundo, y para las mujeres los que posibilitan más las relaciones humanas, por ejemplo enfermera, médica, trabajadora social, maestra, etc.

En general, tanto a hombres como a mujeres no les gusta la idea de que sus hijos e hijas fuesen profesores de educación básica la consideran una profesión noble pero con pocas posibilidades de ascenso socioeconómico. Respecto a la educación sexual, todos han hablado con sus hijos y alumnos sobre estos temas, a diferencia de sus familias de origen y de sus tiempos de estudiantes, pero consideran que la libertad sexual no es adecuada para las mujeres; un elemento de cambio significativo es que tampoco la consideran deseable en el hombre.

En varios casos de las mujeres maestras, el esposo casi no aporta al ingreso familiar, incluso a veces es agresivo con la familia; sin embargo, ellas expresan que no se quieren separar de él porque les da mucha tristeza que sus hijos no tengan padre.

La figura paterna es muy valorada por ambos. En su desempeño profesional todos aseguran no hacer diferenciaciones en el trato a niñas y niños; apenas reconocen que debe haber ciertas diferencias en las actividades deportivas donde las más fuertes y agresivas son propias de los hombres. Sin embargo, tanto en estudios enfocados al análisis de los textos escolares como en los etnográficos que evidencian las prácticas cotidianas de la escuela, se han documentado marcadas distinciones de género en los procesos educativos tanto de enseñanza-aprendizaje como de interacción social.

La situación socioeconómica de las últimas décadas ha propiciado numerosos cambios en las dinámicas familiares y escolares, y en las concepciones que sobre el género se tenían tradicionalmente, al requerirse que la mujer trabaje y perciba la necesidad de superarse para acceder a puestos mejores.

Ello ha generado asimismo que las tareas domésticas también sean compartidas por ambos géneros, por lo menos en estos casos analizados. De la misma manera, en términos generales las decisiones respecto a permisos, compras, salidas, educación de los hijos, son compartidas, aunque sigue prevaleciendo la idea y las prácticas de que las actividades públicas son más propias para el hombre y las privadas (dentro del hogar) para la mujer.

Uno de los aspectos que conserva la casi exclusividad masculina son los puestos de representación política, respecto a los cuales ambos géneros consideran que en nuestro contexto es muy difícil cambiar esta situación, aun cuando en el magisterio la mayoría de trabajadores son mujeres.

El género como factor y producto social En las historias de vida de estos profesores y profesoras podemos destacar algunos factores que han intervenido en la conformación de su identidad de género, identidad que no se ha construido en ninguno de los casos exenta de creencias, conflictos, contradicciones y deseos, dado que por una parte su pasado familiar los impregnó de estereotipos tradicionales respecto al género, y por otra, los movimientos ideológicos y sociales en favor de la reivindicación de la mujer por la igualdad de derechos, así como las necesidades socioeconómicas para su participación activa en el ámbito público los han llevado a replantearse sus convicciones anteriores.

Aunado a ello, esta nueva situación implica asimismo reacomodos en el ámbito del hogar; la mujer se sobrecarga de responsabilidades, pero también de una revalorización de su persona, y así su vida cotidiana oscila entre el cansancio, el resentimiento, el enojo, los reclamos, el ejercicio de otra clase de poder, el anhelo de preservar la estructura familiar y la armonía en el hogar.

Su pareja no se queda al margen de estas situaciones, sino al contrario, forma parte de ellas; entonces también él oscila entre el coraje, la violencia, el ejercicio de poder, la compasión, la culpabilidad y, asimismo, el anhelo de preservar la estructura familiar y la armonía del hogar. Este anhelo común, centrado fundamentalmente por lo menos de manera explícita en los hijos, va generando la necesidad de reconsiderar actitudes y acciones que posibiliten llegar a un entendimiento, o por lo menos a una tolerancia de la situación, que supone el reacomodo no sólo de sus roles y funciones dentro de la familia y fuera de ella, sino también de la toma de decisiones respecto a los hijos, el dinero, las opiniones y las relaciones entre todos.

Es importante considerar que estamos hablando de casos donde normalmente trabajan ambos cónyuges, donde los dos o por lo menos un miembro de la pareja tienen estudios de licenciatura, y también por lo menos uno de ellos es docente en servicio, factores que seguramente intervienen para que su vida cotidiana presente aspectos significativos de transición respecto a la postura tradicional de relación entre géneros.

  1. Así pues, la lógica de construcción de la identidad de género ha supuesto un código valoral en constante cambio: un pasado que valora lo público para el hombre y lo privado para la mujer y la situación económica pobre como parte de lo que se tiene que sufrir en la familia, pero también una apertura a que por lo menos sus hijos se preparen, el hombre para que tenga un trabajo menos pesado y mejor remunerado, y la mujer para que sepa valerse por sí misma si no se casa o si el esposo no cubre las expectativas.
  2. Un presente que cuestiona y transforma las fronteras entre lo público y lo privado, y que valora positivamente la participación de la mujer en el ámbito laboral y la del hombre en el hogar, así como una situación económica en ascenso en relación con la pasada, y la convicción de mejorarla.
  3. Y una visión futura, por lo menos para los hijos y las hijas, de romper las barreras de la diferencia encaminada a la sumisión de unas y a la agresión de otros, de la convicción de igualdad de potencialidades y capacidades, por tanto de oportunidades, para ambos sexos, y de una situación socioeconómica y profesional por lo menos media alta.
  4. Los valores que en torno al género sostienen las actitudes, opiniones y acciones de los docentes se nutren de sus procesos de socialización primaria: la relación entre sus padres caracterizada por pocas muestras de afecto, proveedor el padre y cuidadora de la familia la madre (la madre en muchas ocasiones o períodos de tiempo trabaja fuera de su hogar, pero en el de otras personas, y aporta dinero, pero esto se menciona sin explícitar sus implicaciones económicas o de autoridad, sólo como una responsabilidad más de la madre, relacionada con el descuido de sus labores domésticas o con la sobrecarga de este tipo de trabajo.

Asimismo, el acceder a estudios profesionales aun en una carrera considerada modesta, el mejorar sus ingresos económicos y al mismo tiempo ampliar sus necesidades de consumo tanto materiales como culturales, el desarrollarse en un contexto de fuertes presiones sociales por cambiar la perspectiva de roles, aun cuando básicamente el de la mujer, y el proyectar para sus hijos e hijas una igualdad de derechos y responsabilidades, les ha propiciado construir una identidad de género mucho más compleja, conflictiva y dinámica que las de sus padres o las de ellos mismos en su historia pasada.

  • Se puede afirmar que la complejización de factores, las necesidades de sobrevivencia y los cambios acelerados que viven el mundo y nuestro país, resultado de la llamada modernización, se manifiesta en y se nutre de las contradicciones y modificaciones vividas en los ámbitos más cotidianos de cada sujeto, pareja, familia e institución.
  • Resulta significativo que, si bien las mujeres estudiaron por si no se casaban o para mantener el hogar si el esposo fallaba o fallecía, y ya casadas continuaron trabajando principalmente por la necesidad económica, con el tiempo han logrado construir una perspectiva de su trabajo mucho más amplia y dinámica: fuente de ingreso económico pero también de autonomía, de poder, de satisfacciones profesionales, de convivencia social, de autoestima, de enriquecimiento materno, de oportunidades, de seguridades, de conflictos y de responsabilidades ; una liberación forzada que se va convirtiendo en una liberación real, haciendo de la necesidad virtud y de los límites posibilidades.
  • Enmedio de esta confusión pero también de esta riqueza personal y social, mujeres y hombres van construyendo una nueva identidad, cargada de conflictos pero sobre todo de potencialidades para un desarrollo más integral, más equilibrado, entre las cualidades consideradas tradicionalmente masculinas: fortaleza, osadía, apoyo, y las consideradas femeninas: paciencia, ternura, conciliación; y entre los ámbitos público y privado, con la convicción de que todos necesitan de ambas en una relación de corresponsabilidad.
  • Esta nueva postura de potencialidad tiene los elementos necesarios para acceder a una etapa de transición, la cual implica conflictos y, en un momento dado, crisis, que posteriormente posibilitarán la transformación hacia un nuevo equilibrio, el cual puede caracterizarse por un reacomodo de roles en algunas parejas, o en una resignificación de los roles ya desempeñados en otras más, dado que, es importante resaltarlo, en ésta como en todas las interacciones sociales no hay recetas a seguir ni lineamientos que funcionen para todos: en cada situación social y aun con patrones históricos, socioeconómicos y culturales semejantes, cada actor social, y en este caso cada pareja o familia, tendrá sus propias estrategias de incorporación y de innovación.

En las historias de vida, los aspectos sobre la identidad de género que tienden a la transformación se asumen como tales siempre y cuando no se descuiden, o peor, se olviden, las cualidades que han caracterizado en nuestra sociedad la imagen de un hombre/esposo/padre/maestro ideal y de una mujer/esposa/madre/maestra ideal.

  1. Los cautiverios del género
  2. Retomo el concepto de cautiverio para ejemplificar que las mujeres, efectivamente los tienen, pero también los hombres, y que estas situaciones, en su vida cotidiana, tienen presencia y sentido en la medida que son cautiverios compartidos entre mujeres y hombres, a través de relaciones de omisión, acción o aceptación.
  3. Esto significa una complementariedad de cautiverios, pues mientras la mujer es cautiva de las labores domésticas, el hombre lo es de las labores públicas; mientras que la mujer de la sumisión, el hombre de la agresión; la mujer del cuidado de los hijos, el hombre de la soledad; la mujer del acoso sexual, el hombre de demostrar su virilidad; la mujer de ser fiel sexualmente, el hombre de no negarse a la sexualidad; la mujer de mostrar su sentimentalismo, el hombre de esconderlo; la mujer de su apariencia, el hombre de poseer esa apariencia; y así sucesivamente, pues las relaciones entre géneros de acuerdo a las clasificaciones tradicionales se complementan mutuamente.

El que existan cautiverios para ambos no excluye la necesidad del análisis interno de éstos: sus niveles y matices, sus implicaciones en la vida cotidiana del ser humano y sus posibilidades de transformación. Por ejemplo, no significa lo mismo, para fines prácticos, vivir el cautiverio de la sumisión y el temor que el de la agresión, o sufrir acoso sexual que ejercerlo, o no tener libertad de decisión (aun en cuestiones muy personales) que “tener que” decidir todo.

Se entiende como fines prácticos el hecho de vivir de manera cotidiana y necesariamente con estas limitaciones, porque en una perspectiva del desarrollo humano se puede concebir al agresor o al que limita y somete a otros como una persona con más carencias y con un proyecto de vida más esclavizado, aunque la mayoría de las veces no tenga conciencia de ello.

Curiosamente, uno de los cautiverios tradicionales masculinos y que pudiese considerarse realmente agobiante para el hombre : ser el proveedor de la familia, es uno de los que manifiesta transformaciones decisivas, si no en las opiniones o en el deber ser, sí en las prácticas, al grado de que, como ya se observó, en muchas familias esta responsabilidad la mujer cada vez más la asume.

Otra cosa sería hablar de relaciones alternativas, basadas en el respeto a sí mismo, al otro y a las diferencias, el intercambio de roles y no el de cautiverios, y sobre todo el fomento en ambos de las cualidades femeninas y masculinas, que en última instancia, simplemente serían valores humanos. De esta manera, la identidad de género es una construcción no acabada, pues así como se nutre de valores tradicionales y de situaciones consumadas muy persistentes, también lo hace de acontecimientos nuevos y de valoraciones inéditas; por ello, como sociedad, no deberíamos adelantar ideales para uno u otro género, pues estaríamos de nuevo haciendo clasificaciones y diferenciaciones que, con el tiempo o para ciertas personas, resultaran un habitus limitante o un cautiverio social.

Como sociedad y como actores sociales, lo que correspondería respecto al hombre, a la mujer y a esas terceras identidades (que son una realidad), sería fomentar en todos los valores que implican la convivencia, la tolerancia, el amor, la corresponsabilidad, la capacidad de reconocer las circunstancias, dónde estás y hacia dónde quieres llegar, y la valentía de avanzar.

Las normas y valores que sostienen la identidad de género producen aislamientos entre categorías que van propiciando una concepción del mundo donde lo cultural se ve como natural: ternura-mujer, fortaleza-hombre; lo contingente como necesario: ámbito privado-mujer, ámbito público-hombre; lo pasado como presente: autoritarismo-hombre, sumisión-mujer; y lo presente como futuro: apoyo emocional-mujer, apoyo material-hombre.

Percepción que generalmente va asociada a valoraciones que destacan los rasgos de poder, fortaleza y adición para los hombres, y de sumisión, debilidad y sustracción para las mujeres; y que muchas veces hace perder la perspectiva de praxis: la potencialidad para mover, entrelazar, eliminar, sumar e integrar esas o nuevas categorías al pensar, sentir, actuar y proyectar.

  • Una realidad pasada : antes
  • El hombre era proveedor, autoritario y distante.
  • La mujer era buena, trabajadora y entregada.
  • Una actitud permanente : siempre
  • El hombre debe ser el soporte económico principal, decidido y fuerte emocionalmente.
  • La mujer debe ser el principal soporte emocional, honesta, conciliadora y cariñosa.
  • El momento actual : ahora
  • El hombre acepta y necesita que la mujer trabaje fuera del hogar, hace intentos por colaborar en el hogar y convive con la familia.
  • La mujer trabaja fuera del hogar, a veces más que el esposo, el hogar sigue siendo su responsabilidad, tiene muchos conflictos y tensiones para atender los dos ámbitos.
  • Una proyección de la acción al futuro : a partir de ahora
  • El hombre buscará mejorar los ingresos económicos y su nivel laboral, apoyará a hijos e hijas para una carrera profesional y para que formen su propia familia, la comunicación y el respeto familiar y escolar se incrementarán, realizará su trabajo con mayor preparación y responsabilidad, tratará con cariño a su esposa e hijos y ayudará a su esposa en las labores domésticas.
  • La mujer buscará mejorar sus ingresos económicos y su nivel laboral, pero sobre todo dedicará más tiempo y atenciones de calidad a su familia, apoyará a hijas e hijos para una carrera profesional y para que formen su propia familia, la comunicación y el respeto familiar y escolar se incrementarán, realizará su trabajo con mayor preparación y responsabilidad y se dará tiempo para descansar.

Como vemos, las perspectivas futuras tienden a coincidir en ambos géneros, las barreras se van diluyendo. Entre los cautiverios compartidos por el hombre, la mujer y la sociedad, y el futuro deseable por y para todos ellos, hay un camino de transición, de conflicto, de crisis quizás, pero también de enriquecimiento mutuo, de oportunidad para crear y resignificar, de potencialidad para transformar.

  1. En síntesis, de ejercitar la capacidad de conciliación y decisión, lo cual no es privativo de lo masculino, lo femenino o de terceras opciones, sino lo que nos debería caracterizar como seres humanos y sociales.
  2. Una utopía que dentro de los marcos del poder y de la situación actual se antoja subjetiva e idealista, pero que desde una perspectiva del desarrollo de la humanidad significa ver más allá, romper parámetros e intentar nuevos paradigmas de interpretación, ello como insumo indispensable en la construcción de nuevas realidades e identidades.

Nota 1. Este trabajo es producto de la tesis de Maestría en Sociología: “Identidad de género en los procesos socioculturales de la familia y la escuela. Historias de vida con padres y madres docentes de educación primaria”.

  • U de G, 1997.
  • * Asesora de la Coordinación de Formación y Actualización de Docentes de la Secretaría de Educación Jalisco.
  • Artículo publicado en la revista Educar
  • Número 7 Género y Educación

: LA IDENTIDAD DE GÉNERO DE PADRES Y MADRES DOCENTES

¿Cuáles son los factores que influyen en las relaciones de género?

Abstract: – La presente investigación pretende abordar el tema de factores sociales que influyen en las relaciones de género de los adolescentes beneficiarios por la ONG SKIP, ubicada en el sector Rio Seco del distrito del Porvenir durante el año 2013.

El estudio se llevó a cabo con una muestra de 36 adolescentes de ambos géneros con un rango de edad entre 12 y 16 años, estudiantes de nivel secundario. Se desarrolló mediante una metodología cualitativa de carácter descriptivo, que utilizó como métodos el inductivo, el deductivo, el descriptivo y el estadístico así mismo técnicas como recopilación bibliográfica, entrevista, observación y encuesta.

Es así que la investigación es de vital importancia pues se enfoca en conocer los diversos factores sociales que influyen en las relaciones de género del grupo de adolescentes beneficiados por la ONG SKIP, reconociendo el papel fundamental que desempeña la familia en la sociedad y sobre todo la de los padres en la formación de la personalidad y desarrollo de sus hijos además la influencia del grupo de pares considerado un grupo de referencia que en la fase de la adolescencia cobra especial importancia debido a la tendencia a buscar relaciones simétricas y la creciente independencia del sujeto respecto a sus padres.

¿Cómo se transmite la socialización de género en la familia?

Género: Socialización Temprana | Enciclopedia sobre el Desarrollo de la Primera Infancia Como Influye La Familia En La Construccion De La Identidad La socialización de género es el proceso mediante el que los niños aprenden las expectativas sociales, actitudes y comportamientos típicamente asociados con niños y niñas. Este tema trata acerca del proceso de socialización y los factores que influyen en el desarrollo de género de los niños.

Descargue gratis en formato PDF aquí o compre ediciones impresas en nuestra tienda online (disponibles sólo en inglés y francés). Actualizado: Septiembre 2014 Editor del Tema: Carol L. Martin, PhD, Arizona State University, EE.UU. Los contenidos de este documento son las opiniones del/de los autor/es y no reflejan necesariamente las políticas o los puntos de vista de UNICEF.

Tema patrocinado por: ¿Por qué es importante? La socialización de género 1 es el proceso mediante el cual los niños y niñas aprenden acerca de las expectativas sociales, actitudes y comportamientos asociados con el género de alguien. Cuando los infantes alcanzan a tener un sentido de su propia identidad (es decir, saber si son niños o niñas), prestan una mayor atención a la información relacionada con el género, y en particular con modelos del mismo género.

Esta conciencia, en combinación con una exposición temprana al género a partir de varias fuentes de socialización, como padres, hermanos y compañeros; tiene consecuencias inmediatas sobre las actitudes y el comportamiento de los niños y niñas hacia los miembros de su grupo y hacia aquellos del otro género.

Por ejemplo, los infantes pueden estar a favor de su propio género en sus actitudes (tener sentimientos más positivos hacia los miembros de su propio grupo) y mostrar comportamientos discriminatorios de género (preferir interactuar con miembros de su propio género únicamente).

  • Esta segregación de género puede estar motivada por los adultos pero más frecuentemente elegida por los mismos niños y niñas, puede llegar a volverse problemática porque los mismos necesitan poder funcionar en entornos de integración de géneros (por ejemplo, guardería infantil o escuela).
  • Mientras que los niños o las niñas desarrollan destrezas para interactuar con miembros de su propio género, sus capacidades para relacionarse de manera efectiva con niñas y niños son más limitadas.

En consecuencia, es importante proporcionar a los niños y niñas de corta edad las oportunidades de jugar en grupos con ambos géneros con el fin de ayudarlos a desarrollar relaciones interpersonales positivas tanto con niños como niñas a través de una serie de entornos.

  • ¿Qué sabemos? El género es una de las primeras categorías de las cuales los niños y niñas llegan a tener conciencia.
  • Ya a los tres años de edad, han formado su identidad de género.
  • También empiezan a aprender sobre los estereotipos culturales de género: ciertos comportamientos, actividades, juegos e intereses son típicos de niños y niñas.

Aunque los niños y niñas juegan un papel activo en la determinación del desarrollo de su identidad de género, sus conocimientos acerca del género provienen de muchas fuentes de socialización, incluyendo los padres, pares y profesores. Padres Los padres proporcionan a los hijos sus primeras lecciones de género.

  1. Aunque las actitudes igualitarias frente al género se han incrementado en muchas culturas a lo largo de las décadas pasadas, los padres y especialmente los hombres tienen típicamente diferentes expectativas para sus hijos e hijas con respecto a los rasgos de personalidad, capacidades y actividades.
  2. Los papeles de los padres dentro y fuera de la familia también influyen en la concepción de los papeles de género.

Hoy en día, la mayoría de las mujeres se desempeñan en trabajos fuera de la casa, y los hombres están cada vez comprometidos con el cuidado de los niños y las tareas domésticas. Resulta interesante señalar que los niños y niñas criados por padres del mismo género o que están expuestos al cuidado infantil por parte del padre pueden ser más renuentes a admitir los estereotipos de género.

Además, la participación del padre en los deberes domésticos y/o cuidado infantil está asociada con una menor probabilidad de violencia hacia los niños.2 Finalmente, los padres refuerzan los estereotipos de género cuando proporcionan a sus hijos e hijas distintos juguetes, o cuando describen patrones generales acerca de cada género (por ejemplo, “a las niñas les gustan las muñecas mientras que a los niños les gusta el futbol”).

Pares Otra manera importante sobre cómo los niños y niñas aprenden acerca del género es través de sus interacciones con pares. Durante la primera infancia, los infantes prefieren jugar con sus pares que tienen intereses similares o con quienes ellos creen que comparten esos intereses, y así tienen más probabilidad de socializarse con pares de su mismo género.

  • Mientras pasan el tiempo con sus amigos, los niños y las niñas aprenden lo que es apropiado para un género o para el otro.
  • Esta socialización de género puede ser directa o indirecta.
  • Por ejemplo, los niños aprenden de los estereotipos de género a través de los cometarios directos de sus pares (“el cabello largo es para las niñas mientras que el cabello corto es para los niños”) y/o las reacciones negativas cuando no cumplen con las expectativas de género.

Asimismo, los niños y niñas aprenden y adoptan comportamientos estereotipados en cuanto a género (comportamientos típicos de niños frente a comportamientos típicos de niñas) mientras pasan más tiempo interactuando con miembros de su propio género. Profesores/Escuela Además de los padres y los pares, los profesores son otra fuente de socialización de género.

De manera similar a los padres, los profesores tienen expectativas de género, imitan roles de género y refuerzan comportamientos estereotipados de género en sus salones de clase. Por ejemplo, los educadores pueden reforzar los estereotipos de género mediante la clasificación y la organización de los estudiantes en actividades de grupo o creando diferentes centros de actividades para niños y niñas.

Esta segregación de géneros, a su turno, resalta el género como una categoría social, refuerza los estereotipos de género en niños y niñas e incita a evitar compañeros de juego del otro género. Aunque queda claro que los padres, pares y profesores socializan a los niños y niñas para que piensen y actúen en formas guiadas por género, el desarrollo de los niños y las niñas también recibe la influencia de los factores biológicos, tales como hormonas sexuales, que influyen en las preferencias de actividades de los infantes,

  1. Como tal, el desarrollo del género se puede describir mejor como el resultado de la interacción entre la socialización de género y los factores biológicos.
  2. ¿Qué podemos hacer? A los padres y los proveedores de servicios se les anima a que les proporcionen a los niños y niñas una amplia gama de juguetes y actividades durante la primera infancia.

Igualmente, se recomienda a los padres y profesores crear entornos lúdicos donde los niños interactúen positivamente tanto con niños como niñas. Estas interacciones ayudarían a los niños y niñas a desarrollar destrezas para interactuar de manera efectiva en grupos con ambos géneros y a obtener una mejor comprensión de las diferencias y similitudes entre los géneros.

De hecho, de manera muy especial se le anima a los padres, educadores y profesionales de la salud para que presten atención a las creencias estereotipadas que los niños expresan con relación a la cada género, ya que algunos podrían fomentar comportamientos y actitudes negativas contra el otro género.

Esta inquietud se puede abordar exponiendo a los niños a modelos estereotipados opuestos (por ejemplo, una jugadora de hockey o un enfermero) y enseñándoles que ser una niña o un niño es más que simplemente verse bella o actuar rudo. De hecho, se recomienda que los padres y los educadores discutan y desafíen los estereotipos de género con los niños (por ejemplo, ‘las niñas también pueden ser grandes jugadoras de futbol’).

Incluso, mientras se recomienda desafiar los estereotipos de género en los niños y niñas, las intervenciones pueden ser más efectivas cuando hacen del género un tema menos destacado, opuesto a uno más destacado. Finalmente, se le recomienda a los responsables de formular políticas educativas que hagan énfasis en la importancia de los entornos escolares mixtos ya que promueven más actitudes y comportamientos igualitarios en cuanto a género que las escuelas de sólo niños o sólo niñas.

Referencias

Barker G.2006. Presented at United Nations Division for the Advancement of Women (DAW), in Collaboration with UNICEF, Expert Group Meeting: Elimination of all forms of discrimination and violence against the girl child, September 25-28. Florence, Italy: UNICEF Innocenti Research Centre (EGM/DVGC/2006/EP.3). URL:, Accessed December 11, 2013 Contreras M, Heilman B, Barker G, Singh A, Verma R, Bloomfield J. Bridges to adulthood: Understanding the lifelong influence of men’s childhood experiences of violence. Analyzing data from the International Men and Gender Equality Survey (IMAGES). Washington, DC: International Center for Research on Women (ICRW) and Rio de Janeiro: Instituto Promundo. April 2012. URL:, Accessed December 11, 2013

: Género: Socialización Temprana | Enciclopedia sobre el Desarrollo de la Primera Infancia

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